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La década prodigiosa de Márquez

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Marc Márquez conserva la sonrisa, las ganas y el talento. Ha añadido experiencias, caídas, lesiones, malos momentos, muchos tragos de champán, respuestas y más preguntas. Lleva una década de éxitos que no tienen ningún viso de terminar aquí. Ni por la adrenalina que sigue corriendo por sus venas cada vez que se sube a una moto ni por la pasión que lo alimenta ni por todo su arsenal de herramientas que acumula en estos diez años de aprendizaje. Son ocho entorchados: 1 en 125cc, 1 en Moto2 y 6 en MotoGP.

Tenía 17 años cuando ganó su primer título. En 2010. Y ya dio muestras de todo lo que podría aportar al Mundial de motociclismo. En la carrera de Estoril, por ejemplo, salió último de la parrilla y atrapó la victoria. Era un aviso.

Sin embargo, también encontró pronto la oscuridad del deporte: las lesiones. En 2011 no pudo atacar la corona de Moto2 porque un accidente lo dejó con un problema de visión doble que a punto estuvo de hacer que su incipiente carrera terminara de golpe. Se operó después de varias semanas sin encontrar solución. Por fortuna para el motociclismo español, encontró la solución.

Márquez, que nunca ha querido saltar de categoría sin aprender bien los trucos y atrapar el título, se impuso no tardar demasiado tiempo en vencer en la categoría media. Lo hizo en 2012. Y con otra muestra de superioridad y coraje. En el Gran Premio de Valencia recuperó las 33 posiciones que había perdido en la parrilla por una sanción por molestar a un rival en los entrenamientos. Una proeza con la que, esta vez sí, se regaló el ascenso a Primera división.

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Y en 2013, el novato de la categoría dio una lección de tesón, desparpajo, agresividad y soltura que dejó boquiabiertos a todos sus rivales. Con 20 años y 266 días se coronó como el campeón más joven de la historia después de lograr seis triunfos, seis segundos puestos y cuatro terceras posiciones.

Siempre se recordará 2014 como el año en el que cada domingo se iba generando la pregunta: ¿ será Márquez capaz de lograr victorias en todos los circuitos? Porque la suerte del principiante dejó paso a una absoluta superioridad con diez victorias en las diez primeras carreras. Un hecho con el que emuló a Mick Doohan. Aunque no consiguió superarlo, sí logró otros tres triunfos en una temporada para el recuerdo.

Después de un 2015 marcado por una patada, se rehízo para firmar un título cargado de madurez y alejado del riesgo más allá del límite en 2016. También contó con algo de suerte para coronarse en Japón, a falta de tres carreras. Necesitaba que Valentino Rossi no superar la posición decimoquinta y el italiano se fue al suelo en un intento por alcanzar un título que se le había escapado el año anterior. También se cayó Jorge Lorenzo, el otro que podía aguarle la fiesta. No obstante, confirmó que los rivales mucho tendrían que hacer para quitarlo del trono que había recuperado.

Fue sin duda 2017 el curso más apretado de todos los que ha ganado Márquez. No se decidió hasta la última carrera, en Valencia, gracias a un Andrea Dovizioso que lo obligó a superarse en cada vuelta. El italiano, con una Ducati supersónica, también le enseñó que su pilotaje era fino para arrancarle dos duelos en la última curva. Pero Márquez volvió a tener la fortuna de su lado. Lorenzo no entendió (o atendió) los mensajes de Mapa 8 que le envíaban desde el garaje. Pero una caída lo dejó en el suelo y con paso para su compañero, quien sí tenía opciones de conseguir el título. Pero poco le duró el entusiasmo porque también se cayó y aunque pudo volver a la carrera solo logró la decimonovena posición. Márquez, con el «Dovi out» celebró con calma su sexto título mundial.

En 2018 exprimió la mesura, la contención, la experiencia acumulada explotada en los circuitos que le iban bien. Admitió al final que hasta verano sufrió mucho con la Honda, y hasta perdió pelo, pero logró encauzar la Honda hacia sus expectativas para levantar su séptimo entorchado, quinto en la categoría reina en seis temporadas.

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Y en 2019, Márquez cumple una década de éxitos aferrado al trono de MotoGP. Es su cuarta corona, conquistada con una regularidad que sorprende después de ver cómo su agresividad importunaba de vez en cuando a sus rivales. Se tatuó el cero que tuvo en Austin cuando iba líder destacado para no volver a cometer el error. Gestionó las ganas de la mejor forma: con victorias cuando los circuitos y las condiciones le eran propicias; y segundos puestos cuando no lo eran tanto. Y con 26 años, 7 meses, y 18 días, sexta corona de MotoGP, octava en el Mundial de motociclismo.

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