Andalucía

El circo mediático montado alrededor de Julen, la impudicia de los políticos y el patetismo de los españoles

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O. Ledesma.- Patetismo, sí. Impúdica exhibición sentimentaloide de lloriqueos corregidos y aumentados por los programas de televisión basura correspondientes, todos ellos con sus más altos índices de audiencia de la temporada.

Audiencia que, disculpen la franqueza, ha de constituir la mayoría cretina y alienada, siempre dispuesta a seguir una desgracia y a darse golpes en el pecho pero que en la vida han hecho uso de su cabeza para más allá de cambiarse el peinado siguiendo -bien y fielmente- los dictados de la moda o de la choni de turno.

No puedo creer que tanto español haya sucumbido al bombardeo mediático de esta desgracia que es, simplemente, la consecuencia de una serie de actos criminales que por alguna razón nadie da importancia y a nadie le preocupan.

El pueblo español se ha convertido en una masa acrítica y fácilmente manipulable. No es por tanto extraño que estemos siendo liderados por la gente más impúdica.

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Estoy esperando que el pueblo español haga el mismo ruido, o parecido, para llorar las muertes de los cerca de 90.000 bebés asesinados todos los años por la peste inhumana del aborto.

Pero eso, ¿No sale en Ana Rosa, verdad, amigos?

Los medios han hecho caja alimentado indecentemente el sentimentalismo de que Julen pudiese hallarse con vida. Todo ha servido para mantener vivo el espectáculo.

No existía la más mínima posibilidad de que el niño hubiese sobrevivido. No existe forma humana de que un adulto físicamente en forma sobreviva más de una semana sin agua, cuando menos un niño de 2 años.

Pero no solo han quedado los españoles como idiotas por mantener una esperanza ridícula para mayor gloria de los ingresos publicitarios. No, hay más. Mucho más.

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Recuerden que el pequeño Julen –si es que la teoría oficial es correcta– ha aparecido en medio de un sustrato añadido artificialmente al pozo.

Se nos cuenta que un niño de dos años cayó a plomo en caída libre hasta 71 metros de profundidad hasta toparse contra un suelo seco. También que el padre llegó a rozar los deditos de Julen. Sostiene el padre que puede oír gritos y lloros del pequeño, al que habla para tranquilizarlo.

Y si creernos la versión oficial, quién nos explica cómo pudo ser que una misteriosa arena que no es originaria del pozo entrase en el pozo desde el exterior y crease un sólido tapón encima del niño. Y, finalmente, cómo pudo el vaso de plástico y la bolsa de chucherías caer encima del tapón de arena que cubría al niño.

Los técnicos han declarado que la caída de un cuerpo en un túnel de esas características apenas hubiera producido el desprendimiento de unas pocas piedras, pues la broca de perforación deja unas paredes muy lisas, al igual que un taladro doméstico al hacer un agujero -sobre todo en un terreno tan asombrosamente duro- según el equipo de rescate. Ahora nos dicen que la “principal teoría” es que el niño acabó enterrado por los sedimentos que cayeron sobre él por efecto de su caída. ¿De verdad piensan que alguien que no padezca de idiocia extrema puede aceptar una explicación tan inverosímil?

Incorporamos a las dudas las aportadas por un lector: el padre alegó al principio que escuchó al niño llorar dentro del pozo y le habló para tranquilizarlo. Si esto es así, ¿qué fuerza del universo construyó ese tapón encima del niño sin que el padre y sus familiares se dieran cuenta? Debe haberse producido una versión extraña de la Ley física del Principio de Incertidumbre bajo la forma del Gato de Schrodinger, porque sino no nos lo explicamos. O acaso la Guardia Civil, que a veces sabe más que los físicos de partículas, han realizado sus cálculos algorítmicos espacio-temporales y visto algo que nosotros no alcanzamos a ver.

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Más preguntas: ¿se avisó a los servicios de emergencia instantes después del accidente o fueron unos excursionistas los que lo hicieron, alertados por los gritos de una mujer?

¿Quién abrió el pozo y para qué después de que el pocero lo cerrara? ¿Quién arrojó 30 metros de tierra dentro de el? Y si por desgracia el caso se ha cobrado una inocente víctima mortal, ¿cómo es posible que el propietario de la parcela y el ejecutor de la obra sigan libres?

Se ha confirmado que el tapón que había encima del niño estaba compuesto de arena fina muy compactada. Y que anteriormente los técnicos analizaron ese tapón introduciendo una sonda en el pozo y que la composición de ese tapón no es originario del propio pozo, por lo que no sería arena desprendida de las paredes del mismo mientras el pobre niño estaba cayendo.

Nos inquieta que un conductor dechado de virtudes vaya a la cárcel por verse involucrado en un accidente mortal habiendo consumido una copa de más, mientras que en el caso que nos ocupa no haya a estas horas ningún detenido. Y nos inquieta también el silencio de los medios ante las muchas piezas que no encajan. Demasiadas.

En toda esta historia hay sobre todo una víctima inocente, el pequeño Julen. El mejor tributo que podemos hacerle es descubrir qué pasó en la finca de Totalán el pasado domingo 13 de enero.

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Descanse en paz.

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