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Toda la sociedad española sin distinción de ideología política, no comprende el empecinamiento de la jueza de mantener en prisión a Eduardo Zaplana, en lugar de adoptar otras medidas menos gravosas, más sensatas, prudentes y legales y finalmente, humanitarias.
He analizado varias veces los argumentos de la jueza para ese empecinamiento y no solo producen indignación, sino que además de ser inhumanas e ilegales dadas las circunstancias que rodean el caso, dejan a la justicia española en niveles de degradación infinitas.
Nadie duda que el ser humano mueve su conciencia entre el bien y el mal.
El bien la representa la Justicia, la caridad, la humanidad, y el buen comportamiento personal, familiar, social y profesional.
El mal lo representa la injusticia, la falta de sentimiento, y el mal comportamiento personal, familiar, social y profesional.
En el caso que nos ocupa, es evidente y manifiesto que la jueza del caso Zaplana representa el mal profesional, el mal caritativo, el mal humanitario.
Son pocas, pero existen y así la Iglesias lo tiene reconocido que hay personas a las que se les practica lo que se conoce como “exorcismo” para librarlas del mal imbuido en su cuerpo.
Jurista y secretario general de MANOS LIMPIAS