Economía

El Banco de Pagos Internacionales (B.I.S.): La mano que mece la cuna

Published

on

¡Comparte esta publicación!

José A. Benítez.- Comenté en el artículo “EL PRECIO DEL DINERO” que el BANCO DE PAGOS INTERNACIONALES (BANK FOR INTERNATIONAL SETTLEMENTS-B.I.S.) merecía un título aparte. Aquí está.

La institucionalización del Dinero Fiduciario, Papel Moneda o Fiat Money con la creación de la Reserva Federal Estadounidense en 1913 no hizo sino confirmar el principio enunciado por Mayer Amschel Bauer Rothschild (1744 – 1812): “Dadme el control del suministro de dinero de una nación y no importará quién haga sus leyes”.

Al carecer el dinero de cualquier respaldo real su suministro quedaba en manos de los gobiernos que a su vez delegaban en sus Bancos Centrales. Al no existir dos monedas iguales los intercambios comerciales y los movimientos de capital volvían a las distintas economías nacionales sumamente inestables. Se hacía necesaria la creación de instituciones supranacionales que velasen por la seguridad, liquidez y estabilidad monetaria mundial.

Y la primera de ellas fue el BANCO DE PAGOS INTERNACIONALES (BANK FOR INTERNATIONAL SETTLEMENTS-B.I.S.), el Banco Central de los bancos centrales.

Advertisement

Creado en 1930 en la Conferencia de La Haya, el Banco de Pagos Internacionales es la más veterana de las instituciones financieras internacionales. Fue una convención entre Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Japón y el Reino Unido, por un lado y Suiza, por otro. Después vendrían el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Desde su inicio hasta nuestros días, el B.I.S. ha desempeñado una serie de roles clave en la economía global, desde liquidar los pagos de reparaciones de guerra impuestos a Alemania después de la Primera Guerra Mundial hasta servir a los bancos centrales en su búsqueda de estabilidad monetaria y financiera.

Según el Historiador Económico Adam LeBor, el verdadero propósito del B.I.S. se detalla en sus estatutos: “promover la cooperación de los bancos centrales y proporcionar instalaciones adicionales para las operaciones financieras internacionales”.

Fue la culminación del sueño de décadas de los banqueros centrales: tener su propio banco, poderoso, independiente y libre de políticos y reporteros. Lo mejor de todo es que el B.I.S. se autofinanciaba y lo sería a perpetuidad. Sus clientes eran sus propios fundadores y accionistas: los bancos centrales. Durante la década de 1930 el B.I.S. era el lugar de reunión para una camarilla de banqueros centrales, dominada por Montagu Norman, Gobernador del Banco de Inglaterra y Hjalmart Schacht, Presidente del Reichsbank alemán, que se refería al B.I.S. como “mi” banco.

El New York Times describió a Schacht como el genio detrás del resurgimiento de la economía alemana, como “el piloto de las finanzas nazis”.

Advertisement

Durante la Segunda Guerra Mundial, el B.I.S. se convirtió en un brazo de facto del Reichsbank, aceptando el oro nazi saqueado y cerrando acuerdos de divisas con este país.

La alianza del banco con Berlín era conocida en Washington y Londres. Pero la necesidad de que el B.I.S. siguiese funcionando para mantener abiertos los canales de financiación transnacionales era lo único en lo que todos estaban de acuerdo. Durante la Guerra se suspendieron las reuniones del consejo pero las relaciones entre el personal del B.I.S. de las naciones beligerantes se mantuvieron cordiales, profesionales y productivas.

Las nacionalidades eran irrelevantes. La lealtad primordial eran las finanzas internacionales.

Después de 1945 cinco directores del B.I.S., incluido Hjalmar Schacht, fueron acusados ​​de crímenes de guerra. El B.I.S. ayudó a reconstruir Alemania que perdió la guerra pero ganó la paz económica.

Al término de la Segunda Guerra Mundial, la prioridad de Europa fue estabilizar las diferentes monedas nacionales antes de que pudieran levantarse gradualmente las restricciones comerciales y cambiarias.

Advertisement

Los países europeos recurrieron al B.I.S. para actuar como agente técnico y crear una Unión Europea de Pagos.

El B.I.S. es una institución única: organización internacional, banco extremadamente rentable e Instituto de investigación fundado y protegido por tratados internacionales. Las tareas principales de un banco central, argumenta el B.I.S., son controlar el flujo de crédito y el volumen de moneda en circulación que garantice un clima de negocios estable y mantener los tipos de cambio en unos rangos razonables que aseguren el valor de una moneda y así agilizar el comercio internacional y los movimientos de capital.

Esto es crucial en una economía globalizada donde los mercados reaccionan instantáneamente y las expectativas económicas son casi tan importantes como la realidad misma.

Con sede en la ciudad suiza de Basilea, las autoridades suizas no tienen jurisdicción sobre el B.I.S. que goza de protecciones similares a las otorgadas a la sede de las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y embajadas diplomáticas y necesitan permiso de la gerencia del B.I.S. para entrar en la sede del Banco, que además es “inviolable”.

El B.I.S. tiene el derecho de comunicarse criptográficamente y enviar y recibir correspondencia en el mismo régimen y protección que las valijas diplomáticas, lo que significa que no se pueden abrir.

Advertisement

El B.I.S. está exento de los impuestos suizos.

Los activos de B.I.S. no están sujetos a ningún tipo de reclamación civil bajo la ley suiza ni pueden ser incautados.

El B.I.S. se encuentra en la cúspide de un sistema financiero internacional que se está desmoronando pero no tiene el poder de actuar como un regulador financiero internacional. Tampoco puede escapar de su responsabilidad en la crisis de la eurozona. Desde los primeros acuerdos a finales de los años cuarenta sobre los pagos multilaterales al establecimiento del Banco Central de Europa en 1998, el B.I.S. ha estado en el corazón del proyecto de integración europea proporcionando los conocimientos técnicos y mecanismos financieros necesarios para la armonización de sus monedas.

Por lo que respecta a la crisis actual y la últimas medidas monetarias adoptadas por la Reserva Federal en uno de sus informes señala: “La tentación de posponer los ajustes puede resultar irresistible, especialmente cuando los tiempos son buenos y los auges financieros esparcen el polvo de hadas de las riquezas ilusorias. La consecuencia es un modelo de crecimiento que se basa en la deuda, tanto privada como pública y que con el tiempo siembra la semilla de su propia ruina.

Para volver a un crecimiento sostenible y equilibrado las políticas deben ir más allá de su enfoque tradicional en el ciclo económico y abordar de frente los problemas estructurales y la deficiente asignación de recursos enmascaradas durante la bonanza financiera y solo manifestadas en las subsiguientes crisis.

Advertisement

Es esencial alejarse de la deuda como principal motor del crecimiento.

En palabras de Adam LeBor “las discusiones en el seno del B.I.S., la información que se comparte, las políticas que son evaluadas, las opiniones intercambiadas y las subsiguientes decisiones son profundamente políticas. Banqueros centrales cuya independencia está protegida constitucionalmente, controlan la política monetaria en el mundo desarrollado, gestionan la base monetaria de las economías nacionales fijan las tasas de interés, decidiendo así el valor de nuestros ahorros e inversiones y si centrarse en la austeridad o en el crecimiento. El B.I.S. se ha dedicado a promover los intereses de los bancos centrales y construir la nueva arquitectura de las finanzas transnacionales.

Los detalles de las actividades principales del banco, incluyendo gran parte de sus actividades bancarias, las operaciones para sus clientes, bancos centrales y organizaciones internacionales permanecen opacas.

Sus decisiones dan forma a nuestras vidas. Es la mano que mece la cuna.

Advertisement

Escriba una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Salir de la versión móvil