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Decapitan a una misionera española de 77 años en República Centroafricana

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No podemos evitar que haya mal en la Tierra, y que quiera hacernos daño. Pero si en lugar de identificarlo y de defendernos optamos por negarlo, y por escondernos en el igualitarismo atroz, cuando nos maten se podrá decir que fue un suicidio, porque fuimos nosotros quienes voluntariamente cavamos la fosa y nos pusimos la soga en el cuello.

El buenismo es un atentado. El relativismo es empujar al niño del columpio y enfadarse cuando se cae. Por pereza y cobardía, nos estamos poniendo a tiro y no nos damos cuenta. El resentimiento nos ciega hasta el punto de que ya no distinguimos quién nos dispara. Vivimos tan bien que despreciamos hasta la vida. Si Dios nos volviera a mandar a su Hijo, volveríamos a crucificarle.

Decapitada

La misionera española Inés Nieves Sancho fue encontrada muerta este lunes en la aldea de Nola, cerca de Berberati, al suroeste de República Centroafricana, según informó este martes L’Osservatore Romano.

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El cuerpo de la religiosa de 77 años de edad fue decapitado en un local donde la misionera enseñaba a las niñas a coser. Según informó el diario del Vaticano, la monja de origen burgalés pertenecía a la pequeña comunidad local de las Hijas de Jesús y llevaba 23 años ayudando a las personas más desfavorecidas en el suroeste de este país. La noticia de su asesinato fue confirmada este martes a la Cadena Cope por el obispo de la diócesis de Bangassou, el español Juan José Aguirre.

Las razones del brutal ataque se desconocían al cierre de esta edición y nadie se había responsabilizado del crimen. Según una primera reconstrucción del brutal asesinato, la hermana Inés habría sido sorprendida la noche del domingo por un grupo de extraños que entraron en su habitación y la llevaron a los locales donde ella impartía sus clases de costura para finalmente decapitarla.

La hermana Inés, descrita por quienes la conocían como una mujer «pequeña, gentil y absolutamente pacífica», es la tercera persona con nacionalidad española que pierde la vida en los territorios de misión. El pasado 17 de mayo, el misionero salesiano Fernando Hernández, de 60 años de edad, fue asesinado en Bobo Dioulasso, Burkina Faso, por un antiguo cocinero de este centro.

Hace solo tres meses, otro misionero salesiano español, Antonio César Fernández, también fue asesinado en Burkina Faso. En esta ocasión el religioso recibió tres disparos durante un ataque yihadista a cuarenta kilómetros de la frontera sur del país.

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