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Y para demostrarlo, he aquí el grito de auxilio de las mujeres europeas, blancas, oriundas desde hace milenios del Occidente civilizado y civilizador.
Debemos proteger a nuestras mujeres. Sobre todo, de esos remedos dañados que se autodenominan “feministas” y que no son más que artefactos estropeados que se vanaglorian de sus defectos.
Y después, de los políticos que están abriendo las puertas a una inmigración descontrolada y criminal que abusa, maltrata, viola y mata a las mujeres blancas, a las que odian y desean al mismo tiempo.
La voz de las mujeres sanas, el grito de supervivencia de Europa; las Guardianas del genoma de Occidente: