Cine y Televisión

Chicho Ibáñez Serrador, el genio creador que revolucionó la televisión en España

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Chicho Ibáñez Serrador con Ruperta - RTVE
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Muere Chicho Ibáñez Serrador a los 83 años, creador del mítico programa de televisión «Un, dos, tres… responda otra vez» y director de películas de culto del cine de género como «¿Quién puede matar a un niño?» y «La residencia». El creador televisivo y cineasta había sido ingresado de urgencia este viernes por una infección de orina. El cineasta, que contribuyó a popularizar el cine de terror y fantástico en España, sufría desde hace años una enfermedad degenerativa que le obligaba a ir en silla de ruedas.

«Estoy sentado en la cama frente al televisor, tengo uno muy grande, muy grande. Me entretiene y hace que pase el día más rápido. Solamente por eso tengo que agradecerle a la televisión», relató Chicho Ibáñez Serrador a Efe en noviembre de 2010, recién galardonado con el Premio Nacional de Televisión.

Nacido en Montevideo, fue reconocido con el Goya de Honor en la última edición de los premios, aunque no pudo asistir a la gala de Sevilla, y hace apenas unos días, el 4 de junio, la Filmoteca de Barcelona le rendía homenaje en un acto al que tampoco pudo acudir por su delicado estado de salud, y durante el que se proyectó la película ‘¿Quién puede matar a un niño?’. Narciso «Chicho» Ibáñez Serrador se crió entre giras y escenarios, y debido a una enfermedad que padeció de niño se convirtió en un ávido lector y desarrolló su vocación intelectual.

En la década de los cincuenta, ya en España, trabaja como actor en la compañía de teatro de su madre y, poco después, pasa a la dirección teatral. En 1957 regresa a Argentina y, junto a su padre, inicia una exitosa colaboración en teatro, radio y televisión. Ibáñez Serrador se convirtió en un reputado profesional como actor, realizador y guionista en la televisión argentina, firmando muchas veces sus textos con el seudónimo Luis Peñafiel. Siendo el teatro sus orígenes, –«mi escuela, mi universidad, mis antepasados», en sus propias palabras– descubrió que la dirección y la escritura le atraían más que la actuación, convirtiéndose en lo que él denominó «autor que dirige» o «autor que realiza».

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Llegó en 1963 a España, con cintas de sus trabajos en Argentina que presentó en Televisión Española, a la que trasladó todo lo que había aprendido en América, revolucionando y modernizando la televisión de los sesenta en nuestro país con series como Mañana puede ser verdad o La historia de Saint Michel, pero especialmente con Historias para no dormir (1966). A estas se suman los títulos para la pequeña pantalla El último reloj, El asfalto, Historias de la frivolidad y El televisor (1974). Especializado en adaptaciones literarias y biografías de personajes célebres, sobre todo en su etapa argentina, fueron sin embargo sus historias de ciencia ficción y de terror las que más impactaron al público.

Este género también lo cultivó en el cine, alumbrando emblemáticos títulos del fantástico y el terror español: La residencia (1969) y ¿Quién puede matar a un niño? (1976), de las que fue guionista y director.

Un, dos, tres… responda otra vez

Su sello de identidad también incluyó el humor, con las presentaciones previas que hacía en Historias para no dormir o en los ciclos de ‘Mis terrores favoritos’, a los que aportó un toque de ironía y comedia. En la carrera de este divulgador de los clásicos del género, también figuran novelas radiofónicas y las obras teatrales Aprobado en castidad, El agujerito y El águila y la niebla.

Fundó la productora Prointel en 1970 para desarrollar sus propias producciones en cine, televisión, teatro y publicidad, entre las que se encuentran el mítico programa ‘Un dos, tres, responda otra vez’.

En abril de 1994 «Un, dos, tres… responda otras vez» dejó de emitirse y volvió en 2004 con el título «Un, dos tres… ¡A leer esta vez!», con un plató temático dedicado a un clásico de la literatura y con Luis Roderas en el difícil reto de igualar a ilustres antecesores como Kiko Ledgard, Maira Gómez Kemp y Jordi Estadella.

Al «todoterreno» televisivo que fue Ibáñez Serrador se debe el concurso de TVE sobre el mundo animal «Waku Waku», estrenado en 1989 con Consuelo García Berlanga y por el cual desfilaron varias presentadoras, la última Nuria Roca.

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En 1990 comenzó en la misma cadena «Hablemos de sexo», convertido en el primer espacio de información y divulgación sexológica de la televisión, que condujo la psicóloga Elena Ochoa.

La trayectoria del hombre «tímido» que asustó, divirtió e hizo pensar al público fue reconocida con el Premio Nacional de Televisión en 2010, el Premio Maestro del Fantástico del Festival Nocturna, el Premio Ondas al Mejor Programa por ‘Hablemos de sexo’, premios Antena de Oro, Premio Iris y Premio Feroz de Honor, entre otros galardones, a los que ahora se suma el Goya de Honor 2019.

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