Opinión

Antártida no es la isla de las tentaciones

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El pingüino Emperador es increíble. El impecable documental “Dinastías”, de la BBC, describe durante una hora la peripecia de esta especie en las heladas condiciones que impone la Antártida.

La colaboración entre la pareja es fundamental para sacar adelante a su único huevo de la temporada. El macho se quedará todo el invierno calentándolo para que madure, soportando un invierno gélido y oscuro hasta que nazca la cría, después de lo cual lo pasará a la hembra que vuelve del mar, al que ha ido a alimentarse. Ahora le toca a ella cuidarlo mientras él va al mar, por fin, a comer recuperar su peso. Tormentas de hielo, caídas en la nieve, cuidado o pérdida de su valor más preciado, su descendencia, me han tenido pegado al televisor en “La 2” de TVE, el único canal que vale la pena ver en España.

Termina la maravilla y viene el desastre, cambio de canal y cambia el mundo. Los, y las, jóvenes hormonados de “La isla de las tentaciones” son una panda de cerebros vaciados en relaciones forzadas y superficiales en las cálidas condiciones tropicales que impone el Caribe.

Las 5 parejas son sometidas al engaño, la traición y la desconfianza de sus compañeros y compañeras sentimentales, poniéndolos aislados uno de otra pero acompañados de tiarrones ellas y de leonas ellos, todos buenorros, promoviendo, más que incitando, a la infidelidad. Tormentas de pasión descontrolada, caídas en las garras de la tentación, cuidado o pérdida de su valor más preciado, el vínculo con su pareja.

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Nada de colaboración para mantener una relación afectiva que en algunos casos duraba años. Nada de dignidad para mantener unos valores morales, y no porque vayan a follar con otro/a sino por respeto a su pareja y al compromiso adquirido de un plan de vida en común que, a partir de aquí, se tira por la borda. El único fin de estos ‘personajes’ son ellos mismos. Satisfacerse aquí y ahora. Yo, yo y después también yo, sin que nada importe lo que venga después. Este programa me rechazó del televisor y de “Telecinco”, el único canal que más valdría perder en España.

Ambos “documentales” muestran a seres vivos en condiciones de relación social y situación totalmente diferentes. La necesidad de supervivencia de los primeros rigen su conducta, la necesidad de protagonismo delante de las cámaras de los segundos rigen las suyas. La colaboración de ambos progenitores es fundamental en los primeros, la compenetración en los segundos brilla por su ausencia. La igualdad en las funciones de cuidado de sus crías es algo a destacar en los pingüinos, la igualdad en los humanos se revela en que ambos sexos son igualmente infieles y, al menos por lo que se ve en el programa, las mujeres aún tienen menos prejuicios

Si fuera un documental de Rodríguez de la Fuente, seguro diría: “Creo, y estoy firmemente convencido, de que la especie humana ha degenerado en sus comportamientos y relaciones entre individuos, convirtiendo su existencia en un caos sin sentido, una verdadera anarquía emocional que sólo los puede llevar a su extinción”

 

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