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Viktor Orban quiere un patriotismo antipedófilo, natalista y social contra la UE abortista y homosexualista.

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La Unión Europea es la cárcel de los pueblos, el santuario de los mercaderes y el sanedrín de los hipócritas. Ursula Von der Leyen y sus mamporreros liberales y progresistas son el mascarón de proa de un proyecto de ladrones, globalistas y usureros. Por ello precisamente montan en cólera contra el presidente húngaro, el social patriota Viktor Orban.

El relativismo anticristiano de la Unión Europea ha decretado el aborto como “derecho humano”, y así lo ha declarado recientemente el Parlamento europeo. El relativismo de la Unión Europea decreta e impone una tecnocracia que destruye los derechos de los agricultores españoles, hunde nuestra pesca o paga sinuosas cantidades en concepto de “cooperación” al Reino de Marruecos mientras éste continúa con la invasión inmigrante sobre suelo español.

Un reciente informe del Parlamento Europeo aprueba la matanza de niños inocentes no natos como “derecho primordial” de la mujer. Cretinismo que no se conforma con promover un genocidio; también persigue a los militantes del patriotismo social y más concretamente a Viktor Orban, el que ha hecho de su Nación la reserva moral, el feudo de la natalidad y el dique contra la inmigración.

Allá que fue Viktor Orban a una reunión del Consejo Europeo donde los jefes de Gobierno o Estado iban a tratar temas como la inmigración o el impacto del Covid, y se encontró con lo esperable: el inefable presidente español Pedro Sánchez, relacionado con las famosas saunas “ambientadas” de Madrid, y el primer ministro de Luxemburgo, reconocido lobbista homosexual. Ambos le tendieron la emboscada y presentaron una cartita “contra la homofobia y la discriminación” suscrita entre otros por Francia, Alemania e incluso por Austria –así hasta 17 Estados-.

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El motivo de la encerrona contra Orban fue la nueva legislación húngara aprobada por la mayoría absoluta del Parlamento en manos del partido Fidesz y que destierra del sistema educativo todo contenido de sexualidad explícita, teorías “de género” y cambios de sexo así como enseñanzas LGTB. Del mismo modo se expulsa de la programación televisiva en horario infantil, todo contenido relacionado con las referidas temáticas. Además, se incrementan las penas contra la pedofilia y la pornografía infantil y se crea un registro público de criminales pedófilos para salvaguardar el orden social.

La protección a la infancia no gusta en Bruselas, que deforma el sentido y mensaje de la normativa húngara, que no atenta contra ningún colectivo ni persona y que es un revulsivo contra el adoctrinamiento y los lobbies.

La borregada buenista salió en tromba contra Hungría, y Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, amenazó a Orban con nuevos expedientes y sanciones. El aro ideológico de Bruselas quiere sustitución demográfica y sumisión a la Agenda 2030. No en vano existen movimientos sociales y políticos a favor de la pedofilia y muy activos en Holanda que no son condenados por la UE; políticas abortistas que garantizarán el asesinato de inocentes hasta el día del parto; y la eutanasia ha sido recientemente aprobada en España. También existen espeluznantes casos de proxenetismo y abusos a menores bajo centros tutelados en manos de la izquierda en la región de Baleares.

Nada de esto importa a las oligarquías de Bruselas. Para la Comisión Europea y el Consejo el problema es una nación soberana como Hungría que hace políticas natalistas, frena la invasión inmigrante y detesta la corrección política. La cultura de la muerte y el infanticidio es aplaudida.

Hungría sólo posee un 1,6 por cien de población extranjera, mayormente europea. Sus fronteras están, desde 2015, cerradas a los mal llamados “refugiados” islámicos a los que Orban llamó en 2018 “invasores musulmanes”. El índice de alumbramientos en el país magiar ha aumentado un 25 por cien en la última década dadas las políticas familiares y natalistas, en una movilización de presupuesto público que ha pasado de 3900 millones en 2010 a casi 8000 millones en la actualidad.

Préstamos de hasta 30.000 euros y sin intereses para jóvenes matrimonios que no se tendrán que devolver en caso de que el número de hijos sea de tres o más; exención de por vida, en el Impuesto de la Renta, para madres con cuatro o más hijos; guarderías a bajo precio y en régimen de gratuidad para miles de padres; facilidades para la compra de coches familiares; amplio número de viviendas de patrocinio público para familias; expulsión del aborto de la financiación pública; enseñanza escolar de los valores del matrimonio y la familia; exenciones y bonificaciones fiscales a trabajadores en un sistema tributario donde el marginal máximo del Impuesto de la Renta es un 15 por cien o el de Sociedades de un 9,5 por cien.

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Estas son algunas de las medidas que explican que Hungría tenga hoy el mayor número de matrimonios en cuarenta años y el mayor índice de natalidad autóctona tras la época dramática y empobrecedora del comunismo y el socialismo.

Bruselas no soporta que Hungría camine en paz por su senda de identidad nacional aplicando recetas de protección social, similares en gran medida a las ejecutadas por los gobiernos españoles del General Franco para estimular el “boom” demográfico que España vivió en los años 50 y 60: exenciones fiscales, ayudas familiares, vivienda social, orden público y crecimiento económico.

La Comisión Europea tampoco soporta que Polonia pusiera en marcha una legislación antipedofilia el pasado año, o que Hungría proteja la infancia sacando de las aulas a los lobbies homosexualistas financiados e influidos por George Soros. Por ello los miembros del Grupo de los Populares europeos, los socialdemócratas y la morralla verde o liberal, condenan vez tras vez a Polonia o Hungría; por ello la presidenta de la Comisión Europea, la aristócrata Ursula Von der Leyen, se enfrenta con Hungría mientras bendice al gobierno socialista español de la muerte y el abortismo.

Los húngaros quieren niños autóctonos pero la escoria globalista quiere la sustitución demográfica; quiere la muerte de Europa como concepto histórico y la implantación definitiva de los “Estados unidos de Europa” disolventes de las Naciones cristianas.

Provocan risa los “euroentusiastas” que bendicen la tramoya institucional europea; esos que nos cuentan que “gracias a la UE, Pedro Sánchez no pulverizará la independencia judicial” o que “España no se convertirá en una Venezuela”. Estos bienpensantes, indocumentados o mentirosos parecen no querer ver la realidad: España ya ha pulverizado la independencia judicial, sujeta a politización; Pedro Sánchez ha aprobado su “Plan de Recuperación, transformación y risiliencia”; y en España existe la peor dictadura contra derechos y libertades fundamentales de toda nuestra historia. Y todo ello aplaudido y patrocinado por la Comisión Europea.

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Hace unos días Ursula Von der Layen se deshizo en halagos hacia Pedro Sánchez y la “economía verde, inclusiva y resiliente” que aguarda a los españoles. En román paladino: las tesis globalistas de la Agenda 2030 que impone el fin de nuestra forma de vida, la propiedad privada y la libertad económica.

La UE es un laboratorio del peor y más rancio globalismo. Nos quieren sin niños autóctonos, con el aborto como dogma, con una próxima legalización de la pedofilia y con una persecución abierta contra aquellas Naciones que como Polonia o Hungría no se resignan a morir a manos de la invasión musulmana, las hordas masónicas o los poderes fácticos. La UE está en libre caída económica e industrial y desde 2008 su PIB y su potencial industrial no han hecho más que decrecer.

Es un club inútil que ha hurtado soberanía industrial y agraria a las naciones, y que sabotea los productos españoles mediantes infames Acuerdos de libre comercio con Marruecos, Egipto o Sudáfrica. Un club que sólo beneficia a Alemania y a las ambiciones globalistas de quienes tienen en su frontis eliminar la raza blanca, mezclarla y engendrar sociedades atomizadas. La ruptura del establishment europeo de traidores y apátridas está cerca. Urge romperlo cuanto antes y no ceder a sus pretensiones. Hungría y Polonia marcan el camino.

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El marxismo cultural, los CARDENALES inmorales, los curas-estrella de los bares de Chueca y otras noticias de interés: NO SE LO PIERDAN

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PRIMERA PARTE DE LA NOTICIA:

Este es Gregory Baum, nacido de madre judía y padre protestante en Berlín.

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En la década de 1940, él y su familia huyeron de la Alemania nazi. Se «convirtió» al catolicismo y se hizo sacerdote.

Durante el Concilio Vaticano II, fue uno de los principales redactores del documento conciliar Nostra Aetate, en el que instaba a poner fin a los esfuerzos cristianos por convertir a los judíos y a reconocer la libertad religiosa de todas las religiones, valorando sus propias tradiciones sagradas (básicamente universalismo).

Baum también formó parte del pequeño grupo de teólogos que trabajó en el cuarto y último borrador, que fue promulgado oficialmente por el papa Pablo VI el 28 de octubre de 1965.

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Una vez cumplida su misión, abandonó el sacerdocio y se casó, dedicando el resto de sus años a promover el marxismo y la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt (marxismo cultural).

Ah, y por cierto: se consideraba bisexual, ya que admitía que desde la adolescencia se sentía atraído tanto por mujeres pero más, por hombres, y fue un firme defensor de los gays y las lesbianas en la Iglesia, especialmente homosexuales en el clero.

Que quede claro como el agua: Nostra Aetate es levadura judía, que se infiltró en el corazón del Vaticano, y está corrompiendo la Iglesia Católica Romana desde dentro como cancer en metástasis. Hasta que no sea extirpado, continuará cumpliendo con su objetivo: revertir 2.000 años de enseñanza y tradición de la Iglesia. – «Un poco de levadura leuda toda la masa» (Gálatas 5:9).

 

SEGUNDA PARTE: El Cardenal Cobo, el cura «Josete» y la homosexualidad vivida en pareja desinhibida por sacerdotes en público

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IglesiaNoticias.

Durante el último año, diversas publicaciones han situado al Cardenal José Cobo en el centro de un escrutinio que gira en torno a su relación con el sacerdote José Castro Cea (“Josete”) y al papel de un grupo clerical apodado “patrulla canina”. Los reportajes de InfoVaticana han recogido testimonios y análisis sobre las dinámicas internas de la Archidiócesis de Madrid y las lealtades que rodean al cardenal.

La pieza clave para entender el caso es el reportaje “Lo que le debe Cobo al controvertido cura Josete” (11/11/2024), que atribuye a “Josete” un papel determinante en la trayectoria de Cobo. Según ese texto, en un contexto marcado por la circulación de un vídeo entre clérigos que afectaba a la imagen de Castro Cea, su interlocución habría contribuido a presentar a Cobo “como el hombre adecuado” para Madrid. El reportaje puede leerse aquí: “Lo que le debe Cobo al controvertido cura Josete”.

¿En qué consiste el vídeo filtrado? El artículo describe un material que circuló entre sacerdotes de Madrid en el que se ve a “Josete” en un bar de ambiente del barrio de Chuecajactándose del tamaño del miembro de su acompañante; posteriormente, el propio sacerdote habría sostenido que “todo era una broma”. El detalle figura en el reportaje enlazado de InfoVaticana.

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El mismo texto sitúa dos llamadas telefónicas del Papa a Castro Cea —de 24 y 12 minutos— en el marco de aquellas consultas, y añade que Cobo y “Josete” habrían convivido durante años en el mismo edificio, lo que refuerza la tesis de una relación de estrecha confianza.

El clima posterior estuvo marcado por el silencio institucional, interpretado por la cabecera como un factor que incrementó la desconfianza dentro del clero madrileño. Así lo expone el análisis “José Cobo y la ‘patrulla canina’ bajo el foco”, que describe ese núcleo de sacerdotes próximos al cardenal y sostiene que atravesaba “un mal momento”.

En el plano interpretativo, InfoVaticana perfila a Cobo con claves político-organizativas, a partir del artículo “Cuando Cobo leía a Maquiavelo en el Seminario”, donde se leen sus nombramientos internos como una estrategia de equilibrios y relevos en la Curia madrileña.

Sobre la arquitectura del gobierno diocesano, la publicación anticipó en 2023 la inminencia del nombramiento de tres obispos auxiliares para Madrid, en la crónica “Inminente nombramiento de tres obispos auxiliares para Madrid”. Meses después, en marzo de 2024, situó a José Luis Díaz Lorenzo como candidato con opciones, detallando su trayectoria y cercanía al círculo del cardenal en esta información.

La serie incorporó además una referencia al precedente de Gabriel Mestre como advertencia de cómo la exposición pública puede alterar carreras eclesiales, según el análisis “Gabriel Mestre, el nombre que retumba en la cabeza de Cobo”.

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El ecosistema de opinión dentro del propio medio reaccionó con dureza, con el blog La Cigüeña de la Torre publicando valoraciones críticas en “Cobo pulverizado por Aberasturi” y, ya en 2025, una nota que reabre el debate al preguntar por la eventual influencia de “Josete” en el cardenalato de Cobo: “Otro de Cobo que, de momento, no voy a enlazar”.

En conjunto, las publicaciones citadas dibujan tres vectores informativos: el vínculo personal y operativo entre Cobo y “Josete”; la configuración de un círculo clerical afín en Madrid; y las quinielas sobre el diseño del equipo episcopal. Todas las afirmaciones recogidas proceden de los textos enlazados, a la espera de posibles aclaraciones oficiales.

La falta de una respuesta contundente del Cardenal Cobo ante el comportamiento público de su amigo sacerdote —conocido por frecuentar el ambiente de Chueca— ha sido interpretada por algunos sectores eclesiales como un signo de debilidad o de dependencia. En los análisis citados se sugiere que Cobo podría no atreverse a apartarle porque, en palabras del propio medio, “le debe algo”. Ambos, según esas mismas informaciones, llegaron a vivir durante varios años en el mismo bloque de pisos, lo que explicaría la relación de confianza que mantienen y el grado de conocimiento mutuo entre ellos.

 

 

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