Sucesos

Una joven de 18 años acude a comisaría a denunciar el robo del móvil y un policía nacional abusa de ella

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Sucedió el mes pasado. Una joven se percató de que le habían sustraído el teléfono móvil. Por ello, decidió acudir a una comisaría, en concreto a la de Arganzuela, para dar cuenta de lo sucedido. Para su sorpresa, ahí, en dependencias policiales, sufrió abusos sexuales por parte del policía nacional que la atendió. Increíble pero cierto. En todas partes hay garbanzos negros y, al parecer, ella se topó con uno.

La muchacha, de apenas 18 años, se marchó peor de lo que entró: hecha un mar de lágrimas y estupefacta.

No obstante, el asunto no se quedó ahí: regresó horas después acompañada de varios familiares para denunciar, no ya el hurto, sino la supuesta y reprobable actuación del agente.

El presunto autor de los hechos fue detenido y se le abrió un expediente disciplinario tras la investigación realizada por la UFAM (Unidad de Familia y Mujer). No obstante, cuando fue puesto a disposición judicial, el magistrado no adoptó ninguna medida cautelar contra él. En consecuencia, el expediente quedó en suspenso hasta que el asunto se resuelva judicialmente, por lo que el policía sigue en activo. Así lo establece la Ley 4/2010 de 20 de mayo de Régimen Disciplinario del Cuerpo Nacional de Policía. El motivo es que no puede ser sancionado dos veces por un mismo hecho. Esta norma rige también en el caso de otros colectivos profesionales como jueces, militares, etc.

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La llevó al vestuario

Los hechos se produjeron el sábado 8 de septiembre, cuando María (nombre ficticio), se percató de que le habían robado su teléfono móvil. No sabía en qué momento, solo se dio cuenta cuando lo buscó sin éxito. Era el típico hurto al descuido. Ni corta ni perezosa se decidió a poner en conocimiento de la Policía lo ocurrido.

Entonces se dirigió a la comisaría del distrito en el que se encontraba, Arganzuela, situada en el número 26 de la Ronda de Toledo. Estaba nerviosa y sollozaba por lo sucedido. No podía imaginar lo que le esperaba. Eran las 12.30 horas, aproximadamente.

Tras aguardar su turno se dirigió a ella un policía, solícito, que se encontraba en la Oficina de Atención al Ciudadano, quien la recibió mientras ella se disponía a dar cuenta de lo que le había ocurrido. Pero, para su sorpresa, la amabilidad del agente escondía oscuras y aviesas intenciones, según su testimonio. Así, éste, que la abrazó y le tocó las nalgas por encima de la ropa, logró llevarla hasta los vestuarios, donde trató de besarla. La joven no daba crédito a lo que le estaba pasando.

En cuanto pudo zafarse del funcionario, se marchó corriendo de ahí. Horas después, tras relatar su insólita historia a sus familiares, volvió a la comisaría, esta vez para denunciar al agente por los abusos sexuales de los que fue objeto, supuestamente

Ahora, el caso está a la espera de que se celebre la vista oral para decidir el futuro del agente. A pesar de lo sorprendente que pueda parecer que siga en activo, la vía penal y la del régimen disciplinario van en paralelo.

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En este sentido, cabe recordar lo ocurrido con dos condenados por la violación múltiple de La Manada en los Sanfermines de 2016. Uno de ellos es guardia civil y el otro militar. Ambos se reincorporaron al servicio el verano pasado, pero sin destino, hasta que la sentencia, que está recurrida, sea firme. «No se podía evitar el alzamiento de la suspensión de funciones», que ya «se produce de manera automática en aplicación de la Ley», dijo, por ejemplo el Ministerio de Defensa respecto del segundo.

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