LP.- Emilio Argüeso tiene tres carreras universitarias, un máster y una cafetera. El diputado de Ciudadanos ocupa desde el inicio de la legislatura el cargo de secretario primero de la Mesa e ingresa por su labor 89.736,25 euros brutos al año, según consta en su última declaración de bienes. Un sueldo que seguramente no da para adquirir una cafetera para uso personal, por lo que Argüeso reclamó el pasado 16 de junio a Presidencia de Les Corts la compra del electrodoméstico y la Cámara respondió con una cafetera automática con un valor de 169 euros cargados al presupuesto de la institución.
Argüeso necesitaba café para trabajar hasta ayer. La polémica de la cafetera es más por el gesto que por el gasto. Tras recibir la llamada del diario Las Provincias para que explicara por qué había solicitado una cafetera y por qué había permitido que los 169 euros se cargaran al presupuesto de Les Corts, el secretario primero de la Mesa entró en una catarata de contradicciones y excusas que derivaron en la devolución de un electrodoméstico que ha tenido en su despacho cinco meses.
Pocos minutos antes de las dos de la tarde de ayer, y tras mantener varias conversaciones con este periódico y aportar distintas versiones, Emilio Argüeso entró en pánico parlamentario y presentó por registro de entrada del Parlamento valenciano un escrito en el que reconocía que había pedido la cafetera para uso exclusivo de su despacho. Al mismo tiempo pedía a la Cámara que la retirara para darle otro uso. «A mitad de la presente legislatura solicité a la secretaría general y a la presidencia que me facilitaran una cafetera para las reuniones de trabajo y recepciones oficiales. La solicitud fue aceptada y se me facilitó la cafetera», señala en su escrito.
El secretario primero, tras ser preguntado por este periódico por el pequeño electrodoméstico, pidió oficialmente al Parlamento que lo retire de su despacho «porque no se está utilizando y podría ser utilizada por otro servicio de la Cámara». Argüeso defiende en su escrito que él ha pagado de su bolsillo las cápsulas que se introducen en la cafetera automática. «Hasta la fecha, las cápsulas han sido adquiridas y abonadas personalmente por mí, sin que se haya solicitado el abono de las mismas ni se van a solicitar en un futuro -por ejemplo, un tubo con diez cápsulas de Ristretto cuesta 3,80 euros-».
La necesidad de la cafetera de Argüeso choca con la política de subvención con dinero de Les Corts del servicio de cafetería del Parlamento. En toda la calle Navellos no hay un solo establecimiento que sirva el café más barato que el que se pone en la barra del Parlamento valenciano. Ni el café ni el bocadillo de tortilla ni el menú. Sus señorías disfrutan del servicio más económico del centro de la ciudad, por lo que el diputado de Ciudadanos tiene el café a un botón de ascensor y unos pasos.
A pesar de todas esas facilidades, Argüeso, que no va a renunciar al café, pidió en su escrito que a partir de la retirada del electrodoméstico le suban la taza al despacho para él y sus invitados. Un privilegio del que sí goza el presidente de la Cámara, Enric Morera, que es atendido por los camareros de la cafetería del Parlamento valenciano cuando son reclamados desde la planta noble de la institución.
«Solicito que la Cámara facilite a todos los miembros de la Mesa el mismo servicio de cafetería que se le facilita al presidente de Les Corts cuando recibe visitas oficiales, dado que así debe ser por las funciones de los cargos de la Mesa y de las funciones derivadas de la misma», señala Argüeso, que antes de aterrizar en Ciudadanos tuvo una militancia de ida y vuelta en el PP y una breve etapa en las filas socialistas.