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Trump: «No vamos a permitir que la extrema izquierda borre nuestra historia, adoctrine a nuestros niños y abuse de nuestras libertades»

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La nación comenzaba a celebrar su 244 aniversario con fuegos artificiales y Donald Trump pronunciaba las últimas palabras de su discurso anual por el 4 de julio en la Casa Blanca, cuando finalmente la estatua de Cristóbal Colón de mármol de Carrara que llevaba en el puerto de Baltimore desde 1984 fue derribada por una turba armada con maromas, que después arrastró los pedazos que quedaban hasta un embarcadero y los lanzó al agua del puerto, entre gritos y cánticos.

Han caído ya varias estatuas de Colón en todo el país desde que estalló la protesta racial en Estados Unidos a finales de mayo, pero esta en concreto era especial, orgullo de la comunidad italoamericana de una de las grandes ciudades de la costa este, inaugurada en 1984 por Ronald Reagan en persona.

Momentos antes, Trump, en su discurso en Washington, dijo: «No vamos a permitir que una turba de extrema izquierda tire nuestros monumentos y borre nuestra historia, adoctrine a nuestros niños y abuse de nuestras libertades. Preservaremos nuestros valores, tradiciones, costumbres y creencias. Enseñaremos a nuestros hijos a querer y adorar a su país para que puedan construir su futuro. Juntos lucharemos por el sueño americano, y defenderemos, protegeremos y preservaremos el estilo de vida americano, que comenzó en 1492 cuando Colón descubrió América», dijo ayer Trump en la Casa Blanca durante la celebración del 4 de julio, día de la independencia estadounidense.

Fuegos artificiales

Caía la noche sobre la costa este de EE.UU. y comenzaban los tradicionales fuegos artificiales. También en Baltimore, a apenas 60 kilómetros de Washington. Justo entonces, una multitud de unas 300 personas se había congregado alrededor de la estatua de Colón en el barrio conocido como Pequeña Italia, justo frente al puerto. La ataron con unas maromas, tiraron de ella y la lanzaron al suelo. La escultura perdió en la caída la cabeza. Un grupo que se hace llamar Baltimore Bloc se atribuyó la autoría del derribo en redes sociales, donde compartió el vídeo de la caída del navegante y virrey de la corona de Castilla con el mensaje: «Acaban de deportar a Colón».

La estatua de mármol de Carrara fue inaugurada el 12 de octubre de 1984, en un acto solemne en el que dio un discurso el entonces presidente Reagan. Era uno de los tres monumentos que hay en Baltimore, la mayor ciudad de Maryland, dedicados al navegante, incluido un obelisco que fue erigido en 1792 para conmemorar el 300 aniversario de su travesía. Baltimore goza de una importante comunidad italoamericana, de la que procede la actual presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, cuyo padre fue alcalde de la ciudad entre 1947 y 1959.

Los demócratas de California, donde ahora reside Pelosi, retiraron recientemente una estatua de Colón y de la reina Isabel la Católica de una sala del Capitolio estatal en Sacramento. La presidenta de la Cámara ha mantenido silencio al respecto. El candidato demócrata Joe Biden sí se ha pronunciado, y ha pedido que se deje en paz al menos a las estatuas de Colón. Los manifestantes también han atacado monumentos dedicados a conquistadores españoles y a fray Junípero Serra, fundador de nueve misiones en California, nacido en Mallorca.

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El alcalde de Baltimore, el demócrata Bernard C. Young, ha defendido a quienes perpetraron el derribo. «Entendemos su dolor. Lo que la ciudad quiere hacer es servir como modelo nacional, particularmente dado el modo en que hemos afrontado estas protestas. Hemos visto que las personas que han salido a las calles, las hemos apoyado. Vamos a seguir apoyándolas. Y punto», dijo el edil a través de un portavoz. Preguntado por el diario «The Baltimore Sun» sobre qué hizo la Policía ante el derribo, el alcalde respondió: «Nuestros agentes en la ciudad de Baltimore están principalmente ocupados en la preservación de la vida. Eso es sacrosanto. Todo lo demás es secundario, incluidas las estatuas».

El presidente Trump centró sus discursos de celebración del 4 de julio en la preservación de la memoria histórica y del patrimonio artístico. De hecho, ha instado a la Fiscalía, por decreto, a que pida 10 años de prisión para aquellos que vandalicen monumentos de propiedad federal. Además, ha propuesto la creación de un nuevo parque nacional con estatuas de figuras históricas estadounidenses, un «jardín de héroes», donde tendrían lugar líderes religiosos como el reverendo Billy Graham, los presidentes Reagan, George Washington, Thomas Jefferson, Abraham Lincoln, además de Martin Luther King Jr., Daniel Boone, Davy Crockett, Frederick Douglass, Amelia Earhart, Douglas MacArthur, Harriet Tubman, y muchos más.

«Los héroes americanos derrotaron a los nazis, derribaron a los fascistas, derrocaron a los comunistas, salvaron los valores americanos, defendieron los principios americanos y persiguieron a los terroristas hasta los confines de la tierra. Ahora estamos en el proceso de derrotar a la izquierda radical, los marxistas, los anarquistas, los agitadores, los saqueadores y demás gente que en muchos casos no tienen ni idea de lo que están haciendo», dijo el presidente en la Casa Blanca.

Tras el derribo de la estatua de Colón en Baltimore, la siguiente en caer será la de Filadelfia, por orden, en esta ocasión, del gobierno municipal, después de que varios intentos de hacerla caer por la fuerza hayan provocado disturbios. El año pasado, un concejal de Washington, la capital, propuso hacer lo propio con otra escultura del navegante que se halla junto a la estación de trenes nacional.

La Embajada española en Washington ha lamentado los ataques a estas estatuas en varias comunicaciones públicas. El Gobierno español, sin embargo, no ha tomado ninguna medida concreta al respecto. Son los líderes de la comunidad italoamericana quienes defienden a Colón, pues nació en Génova. A otros personajes históricos españoles, como fray Junípero, los ha defendido la Iglesia Católica, que ha armado una campaña de comunicación en defensa de su imagen.

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