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Opinión

«Poniendo orden entre los antivacunas. Clasificación de idiotas» (*). Por el Doctor en medicina Juan Manuel Jiménez Muñoz

Redacción

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(*) El título no es el original, pero en aras de la claridad, ALERTA NACIONAL cree que éste es mucho más explícito. 

 

PORDIÓBENDITO. PONGAMOS UN POCO DE ORDEN.

Mi artículo de ayer sobre los negacionistas se prestó a una lamentable polémica cuando denominé “imbéciles-insolidarios” a quienes conviven con un 90% de compatriotas ya vacunados sin que ellos aporten su grano de solidaridad. Y llevan razón en su crítica: es necesario perfilar mejor los adjetivos calificativos antes de lanzarlos a los cuatro vientos.
Pocos habrán lidiado en España con más negacionistas que yo. Además de ejercer como médico de Atención Primaria (ya saben, de los que preguntan a los pacientes dónde y cuándo compartieron la cachimba antes de ingresar en la UCI), he entrado en el cuerpo a cuerpo con negacionistas tantas veces en redes sociales que tengo una coraza más gruesa que las tortugas. Nada me turba. Nada me espanta. Eso decía Santa Teresa de Jesús. Y eso mismo digo yo.

Por eso, mi artículo de hoy versará sobre los no vacunados: los clasificaré en 10 grupos según su tipología. Con ello, pretendo afinar en los adjetivos y no molestar innecesariamente a nadie.

1-El que niega la pandemia. Así. A jierro. Directamente y con dos cojones.
Normalmente es un paranoico adherido a las teorías conspirativas de las radiaciones 5G, del terraplanismo, de los extraterrestres reptilianos y del contubernio judeomasónico entre la industria farmacéutica, los profesionales sanitarios, George Soros y Bill Gates. No merece ser insultado: sólo recibir tratamiento en un psiquiátrico con haloperidol a chorro. Pero eso sí: nunca le quiten el gorrito de aluminio. Podría irradiar electrones.
2-El que no niega la pandemia, pero entre porro y porro no ha tenido tiempo de acudir a vacunarse.
Es un tipo (o tipa) de entre 16-40 años que frecuenta botellones, discotecas, borracheras, y toda clase de actos culturales. Normalmente no tiene ni puta idea sobre nada, ni a favor ni en contra, salvo lo que oye cuando se conecta a YouTube y le asesora su influenzer. No se vacuna por dejadez, o porque la influenzer le ha dicho que no lo haga. Pero es capaz de cambiar de opinión (y vacunarse) si le ponen impedimentos para entrar en el bar. Este tipo no merece el calificativo de insolidario. Sólo de imbécil.
3-El que ya era antivacunas antes de la pandemia.
Es un imbécil-insolidario que sólo lamenta haber sido gilipollas cuando el niño se le muere de difteria o su abuela la espicha en la UCI por neumonía-COVID. Dios lo perdone, que yo no puedo.
4-El que no se vacuna por causas políticas.
Es un señor, o señora, a quien no le tose nadie. Es libre como el viento, y su libertad no encuentra límite ni tan siquiera en los derechos de los demás. Nadie le puede decir lo que debe o no debe hacer; y si el consejo parte del Gobierno… mucho menos. Si el Gobierno le baja los impuestos… donará dinero a Hacienda. Si el Gobierno le sube los impuestos… defraudará para compensar. Si el Gobierno le prohíbe fumar en los bares… cambiará el cigarrillo por un puro. Si el Gobierno le anima a vacunarse contra la COVID19… dirá que a él no lo gobierna un nazi, o un fascista, o un comunista (este calificativo variará según su color político). No suele ser ningún tonto, pero sí un insolidario egocéntrico.
5-El que no se vacuna porque sabe, fehacientemente, que existen otros remedios mejores.
Este tipo está convencido de que no hay nada como la lejía para depurar el organismo y limpiar el aura (amén de otras terapias esotéricas de las que ha tenido noticia mientras ojeaba YouTube sentado en la taza del wáter). Normalmente no es un paranoico, ni un insolidario. Tan sólo un Ser de Luz que necesita ayahuasca para conectar con los dioses. Dejémosle ya en paz con sus cosillas, pues, para el hervor que le falta, la ciencia no tiene remedio.
6-El que no se vacuna por creerse una eminencia en bioquímica.
Este tipo, con un cigarro en los labios, mordisqueando un palillo de dientes y con un cubata de ginebra en la mano, jamás se había preocupado de leer la composición cancerígena de un paquete de tabaco, ni de saber si la ginebra del cubata lleva alcohol etílico, alcohol metílico o aguarrás del malo. Fuma porros sin preguntarse a sí mismo qué mierda le añadieron al hachís para que estornude tanto (“¡hachís, hachís, hachís..!”). Compra comida basura sin leer las toneladas de grasas saturadas que atoran sus coronarias. Pero eso sí: como ciudadano que paga la Seguridad Social (o vete tú a saber) no se pone la vacuna del COVID hasta que no le expliquen por escrito (con garantía de absoluta inocuidad para su cuerpo libre de tóxicos) el último átomo, de la última molécula, del último compuesto, del último excipiente que se tendría que pinchar con la vacuna para salvar su pellejo. Éste tipo no es básicamente insolidario, ni imbécil. Es un gilipollas como la copa de un pino. Un tonto que no sabemos para qué quiere saber tanta bioquímica de la señorita Pepis. Tal vez tenga un espectrógrafo de masas en su casa. Vete tú a saber.
7-El tonto motivao.
El tonto motivao es aquél que no sólo niega la pandemia y la importancia de vacunarse, sino que milita activamente en una cruzada contra los malévolos sanitarios. Son ltroles que, desde páginas falsas, inundan Facebook de insultos, amenazas y gilipolleces. El tonto motivao malagueño es mi especialidad: hace un mes se dedicó a hacer pintadas con los eslóganes “Sanitarios Asesinos” y “La vacuna mata”, junto a una pistola humeante. Eligió como muros los tres hospitales de mi ciudad y cinco Centros de Salud, entre ellos el mío. El tonto motivao es una especie aparte, ya que puede pasar de las palabras a los hechos. No sólo es insolidario e imbécil, sino potencialmente peligroso.
8-El no vacunado por razones médicas.
No se pone la vacuna porque se la ha contraindicado su médico (es alérgico a algún componente, o cosas parecidas). De ninguna manera me he referido a estas personas en mis artículos previos, aunque algunos lo hayan entendido así. Sin embargo, quisiera hacer una reflexión: si todos los médicos estamos compinchados para asesinar a la población con la vacuna… ¿qué coño hacemos dejándonos atrás a estas personas?
9-El que niega la pandemia y/o la utilidad de la vacuna siendo médico.
En España, un insignificante grupo de 20-30 personas (me niego a llamarlos profesionales) ha renunciado al método científico para promover el oscurantismo, el curanderismo, el medievalismo y la mentira. Curiosamente, como los fascistas que se autodenominan antifascistas, se hacen llamar “Médicos por la Verdad”, y son el sustento ideológico de todos los negacionistas. Ya han sido expedientados por los Colegios de Médicos y de Enfermería, y repudiados por el resto de sanitarios. Son poquísimos en relación a la totalidad de médicos, pero dan la lata como si de un ejército se tratase. Cosas de las redes sociales. No son estúpidos ni insolidarios. Simplemente, impresentables a quienes algún día la Justicia les habrá de pedir cuentas por su irresponsabilidad.
10-Los no vacunado por razones personales, generalmente por miedo.
Normalmente no son negacionistas de la pandemia o de las vacunas en general. Respecto a la vacuna del COVID19, mantienen dudas legítimas: unas dudas alimentadas tanto por los negacionistas puros como por la mala política de comunicación de los Gobiernos. Suelen ser personas inteligentes, razonadoras, e incluso empáticas y solidarias en otros aspectos. Se puede dialogar con ellas desde el respeto mutuo. Incluso pueden cambiar de opinión si encuentran motivos lógicos para hacerlo. Quieren saber más, y más, y más, y más, y toda la información les parece poca, o confusa, o cuestionable, o con falta de garantías. Pero en la mayoría de los casos lo único que subyace tras tanta reticencia a vacunarse es el miedo a la vacuna. Simplemente miedo. Un miedo que no han superado ni tan siquiera al ver que los sanitarios hemos sido los primeros en vacunarnos. Probablemente constituyen la mayoría de ese 10% aún sin vacunar en España (cuatro millones y medio de personas mayores de 12 años). Y es un grupo con el que, aunque insolidarios con el resto, merece la pena debatir. Así lo creo.
Y ya está, querido lector. Ésta es mi clasificación. Éstos son mis adjetivos calificativos. Y ahora, aguardad un momento antes de responder: voy a ponerme el chubasquero.
Cagoentóloquesemenea.
Firmado:
Médico y escritor malagueño.

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España

Crece la mafia criminal sanchista.  Por Jesús Salamanca Alonso

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«Solo con leer hasta la página cuarenta del informe de la UCO, o bien pararse en los cuadros con concentración de cuentas bancarias, …, se le quitan a uno las ganas de seguir leyendo atrocidades y fraudes»

Tranquilidad. Todos mediocres a apoyar al sanchismo, demostrada mafia criminal. «Larga vida al Sanchismo socialista (sic)», dicen los que viven de él, con la disculpa de apoyar a un partido que ante todo creen que es social, pero nunca más lejos de la realidad. Supongo que lo dirán por eso del trinque, la corrupción, las «sobrinas», las prostitutas de variado pelaje, las escorts y apoyos incondicionales a la «terrorista Agenda 2030»; esa a la que apoyaba con uñas y dientes la resentida y despreciable comunista, Ione Belarra, y que no la menciona ya ni de refilón. La misma Agenda que contempla eliminar grandes extensiones de terreno productivo para convertirlo en huertos solares, con el daño que ello supone para la agricultura y para las propias fincas.

Eso de vivir de las prebendas y el aprovechamiento, ante la incapacidad de aprobar una oposición o mantener un trabajo fijo, hace que las cuestiones se olviden o se recuerden en función de los intereses de cada momento. Ahí tienen a don Teflón «cum fraude», experto en palabras vacías, ideas huecas y proyectos baldíos, pero aprovechándose de cuanto tiene a su alrededor. Y lo que es peor: a nuestra costa pasando la factura al Erario Público y consintiendo mordidas, mordiscos, bocados y grandes embolsamientos.

¿Por qué creen que ha pedido Sánchez al «botifler» catalán que no presente en el Parlamento la idea de eliminar el aforamiento? «No me hagas eso, a mí me urge que siga existiendo ese», en palabras del don Teflón del «The Times». El que ha sido bufón de Carlos Puigdemont sabe que, tan pronto como deje Moncloa, no saldrá de los tribunales, además de que será imputado por causas mil. Cada día son más los corrompidos que salen a la luz y todos por mordiscos, bocados y mordidas rociados con prostitución, inmuebles, empresas de las que son parte o dueños y un extenso material que saca los colores al más pintado.

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Solo con llegar hasta la página cuarenta del informe de la UCO, o bien pararse en los cuadros con concentración de cuentas bancarias, su fecha de creación y/o cese, se le quitan a uno las ganas de seguir leyendo porque la corrupción sanchista va «in crescendo» y cada vez salen más nombres nuevos y empresas que hasta ese momento nunca fueron sospechosas. ¿Qué pintaba ahí ACCIONA? ¿Y PDVSA, propiedad de la República bolivariana de Venezuela? ¿Qué tiene que ver Aldama y otros presuntamente corruptos con eso de llevar el crudo a Bolivia, refinarlo allí y traerlo a España sin apenas coste para ellos? Esto último se lo explico otro día con personajes implicados y enriquecidos, hoy millonarios. Es lo que tiene corromper los consejos de administración de empresas privadas y la propia Administración del Estado con mediocres cargos sanchistas ya imputados: Correos, ADIF, Paradores, empresas de familiares y ministerios varios.

Ya verán cuando salga el informe con atrocidades de Rodríguez Zapatero y su implicación con PDVSA, Salvador Illa, la presidenta Chivite y su tío, viajes y bolsas de dinero a República Dominicana, cuentas en Dominicana, las maletas de la bolivariana, Delcy Rodríguez, o las denuncias de la Asociación de Prostitutas de Madrid que, dicho sea de paso, algunos corrompidos (visto lo visto, con ellos ya no cabe lo de “presuntos”) aún las deben el pago de los servicios prestados. «¡Joder, qué tropa!», que diría el conde de Romanones.

«The Times» ha dado en el clavo al definir al presidente Sánchez con un nuevo apodo al que toda la prensa alude en plan jocoso, incluida la prensa internacional. Hablamos de don Teflón. Sí, ese apodo del que fuera mafioso, John Gotti. Algunos medios ya empiezan a cambiar el rabo; a veces, prensa de izquierdas que llevan años y años recibiendo prebendas, dinero y mamando de la ubre envenenada del sanchismo, aunque tristemente pagada con dinero público. Y todo para defender al trilero presidente de su propia vergüenza filibustera y el bochorno de su familia, gran parte de sus ministros y amparándose en inexplicables defensores al estilo de la Jéssica y «Jéssicos de las tertulias, que (…) le ayudaban a fabricar coartadas indecentes para escapar de las escenas de los crímenes y perseguir a quienes intentaban resolverlos», en palabras de F. León.

Hasta la prensa internacional ha dedicado más tinta y páginas a la corrupción de la mafia criminal sanchista que las hojas parroquiales y prensa vendida al poder. Algunos medios de entorpecimiento, al estilo de pseudoperiodistas de la «opinión sincronizada», siguen defendiendo como bulo algunas cuestiones que quedan suficientemente demostradas por la UCO en audios, videos e informes. El nerviosismo se ha apoderado de los menos profesionales, que ven cómo sus prebendas desaparecerán en breve y sus programas serán retirados de la parrilla para dar paso a otros menos sectarios, sin provocaciones y con rigor informativo.

Están condenados a desaparecer muchos, empezando por el multisectario y falso debate del «lechero», que ya apesta a podrida mafia sanchista, o el de la gritona y vocinglera indocumentada, Santaolaya, por poner solo dos ejemplos, pero hay más, del que tampoco se libra el programa de la «Intxa». Veremos cómo y dónde van los programas de Ruiz y Cintora o el provocador que lanza micrófonos de profesionales, Maestre; sin duda, a la papelera o al baúl de lo inservible e impresentable. Esa cadena que apodan, «La Secta», ya empieza a mover el morro y cambiar el rabo mientras que «Lo País» no sabe cómo ni dónde situarse para dar a entender que no ha sido sectario. Virgencita, virgencita y sin comer cuando son las cinco de la tarde.

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«El abismo existente entre lo que España y Europa piensan de Pedro Sánchez y lo que Sánchez y sus feligreses piensan de sí mismos es abrumador». Ya no engañan a nadie. Hasta Yolanda Díaz ha dicho que apoya la corrupción, salvo que fuera un «lapsus linguae», aunque el psicoanálisis lo incluye entre los actos fallidos y le da una significación de «manifestación enmascarada del credo real y contenidos inconscientes. ¿Se acuerdan de su «affaire» con Ramiro Santaelices en Galicia?

Nadie duda de que Pedro Sánchez ya da por perdido el poder y sus intervenciones son cada vez más propias de un enfermo obsesivo; parece que le asusta menos perder el poder que tener que acudir ya imputado al Tribunal Supremo, salvo que antes consiga huir de España. Este verano su mamá será recordada en todos los eventos ociosos, deportivos, estivales, festivos y donde haya aglomeraciones como ya está sucediendo en cientos de manifestaciones improvisadas. Será la canción del verano, por repetitiva, al más puro estilo de Georgie Dann.

En fin, otro día nos pararemos en el segundo informe de la UCO, en los presuntos indicios de financiación irregular del PSOE. O tal vez nos inclinemos por incidir en todo el asunto de PDVSA y la implicación de conocidos personajes.

No será mala reflexión aclarar cómo don Teflón tomó las riendas del asunto de  Air Europa en el último momento e influenciado presuntamente por la ya imputada «catedrática» sin estudios, Begoña “Pelela” Gómez, así como la llamada de Hidalgo y «la garantía de gran mordida», Javier Milei dixit.

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