«¿De quién depende la Fiscalía?», se jactaba Sánchez en la campaña electoral en unas declaraciones que generaron enorme revuelo. El presidente del Gobierno ha maniobrado para que de ahora en adelante dependa mucho más de él.
Ahí estaba la gran sorpresa. El Consejo de Ministros propondrá mañana el nombramiento de Dolores Delgado, actual ministra de Justicia, como nueva fiscal general del Estado. La Moncloa ha confirmado esta mañana que ella será la elegida de Sánchez para estar al frente de la Fiscalía, donde hace tiempo ya estaba clara la salida de María José Segarra.
La vinculación partidista es incuestionable. No solo porque Delgado salga del Ministerio, sino porque se ha fajado en un papel muy intenso en actos del PSOE. De hecho fue elegida diputada en las dos recientes citas electorales. Un escaño que tendrá que abandonar pero que mantiene en el momento de conocerse su propuesta.
Tras varios nombramientos para su Consejo de Ministros de corte técnico y tras la apuesta de Juan Carlos Campo como titular de Justicia, de corte más moderado que Delgado, la gran maniobra de Sánchez no estaba en los nombramientos del Consejo de Ministros si no en su propuesta para ocupar la Fiscalía General del Estado.
En un viaje inédito, sin escalas previas, del Ministerio de Justicia a la Fiscalía General del Estado, Sánchez se garantiza un hilo personal y directo con este órgano. Y por añadido un mayor control sobre el mismo. Si la Abogacía del Estado ya dependía jerárquicamente del Ejecutivo y había cumplido con las directrices del Gobierno en su acusación en el juicio del «procès» ahora la posición de independencia de la Fiscalía queda más cuestionada.
Carácter político
Pocos aventuraban que la polémica ministra marcada por el caso Villarejo, por negarse a defender al juez Llarena ante la demanda civil que le interpuso Carles Puigdemont o por poner a la Abogacía del Estado al servicio del «procés» iba a ser coronada como fiscal general del Estado.
Aunque sí es cierto que el Gobierno tenía claro que quería para este puesto a un jurista con un marcado carácter político, Delgado no estaba en las quinielas al ser considerada un personaje «amortizado» ya en el Ejecutivo de Pedro Sánchez.
Uno de los nombres que estaba sobre la mesa del Gobierno era el del fiscal de Sala del Supremo Pedro Crespo, muy marcado políticamente por su relación con Conde-Pumpido, pero a la vez muy respetado entre sus compañeros por sus amplios conocimientos jurídicos y técnicos.
Delgado no va a fallar a la hora de colaborar en la «nueva» Fiscalía que quiere Sánchez para afrontar cuestiones judiciales relativas a Cataluña, tales como el posicionamiento del Ministerio Público ante los huidos Puigdemont o Comin, el futuro de Junqueras, la posible desobediencia del Parlament a las resoluciones judiciales o incluso los indultos.
Asociación de Fiscales, sobre Delgado: «Sánchez está intentando domeñar a los fiscales»
La presidenta de la Asociación de Fiscales, la barcelonesa Cristina Dexeus, que ha dicho que «está recuperándose de la sorpresa inicial».
A su juicio, Sánchez «lanza un mensaje muy evidente en el sentido de que introduce en la cúspide de la Fiscalía General del Estado a quien ha sido miembro de su Gobierno. Sin disimulo ninguno está intentando domeñar a los fiscales. Es un intento nada sutil».
Dexeus ha señalado que si las decisiones de Delgado son adecuadas no hay «nada que temer». «En otro caso existen causas dentro del Estatuto Fiscal para oponerte a directrices improcedentes o fuera de la legalidad».
A juicio de la presidenta de la Asociación de Fiscales, habrá que ver cómo evolucionan los acontecimientos.