España
Mayo de 1999. Frontera de Bosnia con Montenegro. Por el General Chicharro
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4 años agoon
Hoy no escribo de política. Asqueado tras la sesión del Congreso de hoy donde se ha ¿ debatido ? la denominada Ley Celaa y flotando en el aire la alianza del Sr. Sanchez con los representantes de tanta infamia y horror – los proetarras de Bildu – vuelvo la vista atrás al campo del honor. Allí donde todavía quedan hombres de bien, lejos de la chusma y bazofia que domina la política española con la honrosa excepción de tan sólo unos pocos.
Vuelvo a mayo de 1999 , a la República Sprska, en Bosnia i Herzegovina, donde me encontraba al mando del 2º Batallón de Desembarco del Tercio de Armada, y al recuerdo de la bonhomía de aquellos hombres que tuve el honor de mandar. Es sin duda un ejercicio de saneamiento de mi intelecto personal, una terapia que me saque del asco y repugnancia que me produce todo cuanto veo en la política presente. Vuelvo siquiera a la nostalgia del ambiente de la España honrada y valiente que nunca morirá.
Fue en abril de 1999 cuando el Grupo Táctico ( GT ) “Albacete Fuster” , una organización operativa basada en el 2º Bon del Tercio de Armada, encuadrado en la Brigada Almogávares, desplegó en la zona sureste de Bosnia i Herzegovina. En ese momento se encontraba en pleno apogeo la campaña que la OTAN había emprendido contra Serbia por el conflicto en Kosovo. La situación era tremendamente confusa. Así, se hablaba de la inminencia de la campaña terrestre que seguiría a la aérea en curso. Por otro lado eran obvias las tensiones existentes dentro del propio ejército bosnio serbio ( VRS ) donde había partidarios de sumarse a la causa de sus hermanos serbios a la par que el ejército serbio ( VJ ) tomaba precauciones ante la posibilidad de que la OTAN decidiera emplear a sus fuerzas desplegadas en Bosnia en la inminente campaña terrestre que se avecinaba. Esto no era cierto pero la incertidumbre de la situación conllevó a que el GT se viera obligado a desarrollar acciones de control del territorio, acciones tácticas muy diferentes a las llevadas a cabo hasta ese momento. Los temores y preocupaciones que el ejército serbio intuía se materializaron ocupando puestos fronterizos – antes desocupados – y desplegando fuerzas en aquellos puntos, a su juicio, susceptibles de ser utilizados como vías o avenidas de aproximación hacia su territorio. Uno de estos puntos se encontraba en el límite de la frontera sudeste de Bosnia con Montenegro y Croacia, precisamente dentro de la zona de acción del Grupo táctico de Infantería de Marina bajo mi mando.
En esos momentos la misión principal que se le encomendó al GT fue la de la vigilancia intensiva de la frontera. Fue entonces cuando una patrulla propia topó, inopinadamente, con efectivos del ejército serbio dentro del territorio de la República de BiH. No es objeto de este relato el describir las acciones que tuvieron lugar entonces para desalojar a las unidades de dicho ejercito de dicha zona y obligarles a replegarse detrás de la frontera, operación exitosa y que fue objeto de felicitación por parte del General Sierra que mandaba la Brigada española y del General francés Schwerdoffer que mandaba la División. Sí que lo es el relatar la acción de una pequeña patrulla de cuatro hombres del GT , pertenecientes al equipo de la unidad de operaciones especiales del mismo.
En efecto, obligada la unidad del ejército serbio a replegarse a posiciones al este de la frontera , el mando de la División decidió confirmar con exactitud este hecho y contrastarlo con la información en su poder, captada por otros medios de inteligencia. En concreto, se me ordenó infiltrar una patrulla tras las lineas serbias y obtener información de primera mano sobre la entidad de la unidad allí desplegada, las características de sus posiciones y actitud.
Esta operación se denominó Operación “Buho” y las ordenes a ejecutar fueron las siguientes :
- Confirmar que los elementos del ejército serbio se habían replegado al este de la frontera.
- Determinar la entidad de la unidad allí presente , acciones en curso y actitud.
En definitiva , acciones que implicaban el infiltrarse entre el despliegue serbio sin ser detectados, ocupar dos observatorios , informar y a la orden replegarse para proceder a su extracción sin ser detectados.
No era una operación sencilla por la actitud , en esos momentos, del ejército serbio sometido en su territorio a un durísimo castigo y desconfiado de lo que podía acontecer en la zona, pero , además, era una acción que podía acarrear unas gravísimas repercusiones políticas , caso de ser descubierta la operación y aún más en el caso de ser atacados o hechos prisioneros, lo que ,dadas las características de la misma , entraba de lleno dentro de lo posible. El General Schwerdoffer, mando de la División, dudó si asignar esta misión a nuestra unidad o en su caso traer unidades especiales francesas de la propia División. Ante la firme postura del mando español a que de ninguna manera admitiríamos algo así aceptó y supongo que cruzando los dedos recuerdo que me dijo : “ Chicharro c,est a vous, allez”. No tengo duda que un factor importante para su decisión era que todavía no salía del asombro que le había causado como el día anterior infantes de marina españoles habían obligado a los serbios a retirarse de las posiciones que habían ocupado.
A las 1700 horas del 17 de mayo de 1999 y en cumplimiento de la orden al efecto cuatro hombres al mando de un sargento iniciaron su inserción aprovechando el despliegue propio – iban en un columna motorizada de la que en un momento determinado desembarcaron inopinadamente – y se infiltraron con el sigilo requerido sin ser detectados hasta llegar a ocupar los dos observatorios en las proximidades de la unidad serbia, objeto del reconocimiento.
Establecieron dos observatorios , “Buho 1” y “Buho 2” desde donde – siempre sin ser detectados – fueron testigos de lo que dicha unidad estaba haciendo. Así , pudieron confirmar que dicha unidad consistía en una sección de infantería reforzada con ametralladoras y cañones contracarro y que se estaban fortificando . Asistieron “in situ” a la organización de las posiciones, incluidas dos demoliciones que tuvieron lugar my cerca de su puesto y a todos los movimientos que se producían en las inmediaciones. Se encontraban a menos de 100 metros de los soldados serbios a quienes oían hablar perfectamente y fueron capaces de tomar con calmaras digitales una serie de fotografías de lo que estaban viendo.
Era una acción repetida una y mil veces en adiestramientos previos pero esta vez era real y no es difícil imaginar lo que les hubiera sucedido caso de ser descubiertos. Nadie que no haya pasado por la misma situación sabe lo que se siente en su interior. Aislados del mundo, solos en la noche, aquellos soldados estaban llevando a cabo a la perfección lo que se les había ordenado. Llegado el momento y cuando se les ordenó, se replegaron de la misma forma que al inicio proporcionando al mando lo que se les había pedido.
Fue una acción perfectamente ejecutada y exitosa. Una entre otras muchas de las que pasan a la historia descritas en los diarios de operaciones y que , incluso , no llegan a conocimiento ni de los propios componentes de su unidad. En el transcurso de mi mando , en ese periodo, hubo otras , similares en riesgo y audacia, llevadas a cabo por otros hombres. Fuimos ametrallados en dos ocasiones sin bajas por nuestra parte y en otra acción cayó en acto de servicio un valiente sargento paracaidista afectado a mi Batallón.
Quiero recordar hoy aquí al sargento Villa, al cabo 1º Fidalgo y a los soldados Serrano y Calvo por su aportación a legado de la Infantería de Marina y de las fuerzas españolas. Años más tarde, el sargento Villa, ya teniente de infantería de marina, encontró la muerte, en acto de servicio al caer al mar en el intento de transbordar desde un helicóptero a un submarino sin que se pudiera recuperar su cuerpo. Un valiente oficial .
Hoy, desde el retiro consecuente a la edad no puedo por menos que recordando a estos hombres pensar en el sufrimiento y desasosiego que están sintiendo todos aquellos que aún en servicio activo ven impotentes como unos miserables se dedican a destrozar la patria por la que ellos se jugaron la vida tantas veces allende nuestras fronteras.
España
Diez puntos para valorar una teoría de la conspiración (CONSPIROLOGíA II DE II)
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1 día agoon
12/10/2024By
Ernesto Milá
Dentro de las posibilidades de esta obra y a la vista de los errores que hemos apreciado en varias de las teorías de la conspiración que hemos expuesto, vale la pena aportar, para terminar, unos cuantos puntos que permitirán al lector valorar la validez de cualquier nueva teoría que se le presente (y que no dudamos que, en tiempos de confusión y crisis como estos, surgirán por todas partes y en cadencia creciente)
1) Remontarse a las fuentes: no todas las teorías de la conspiración son igualmente “solventes”. Con demasiado frecuencia -como hemos visto en estas páginas- se apoyan en bases lo suficientemente dudosas como para poder atribuirles un mínimo de credibilidad: ante una teoría de la conspiración concreta hay que preguntarse: 1) Qué tiende a explicar, 2) De dónde y cuándo ha surgido, 3) Quiénes son sus mentores, 4) Sobre qué documentación fehaciente se apoya… La simple respuesta a estas cuestiones dará el índice de solvencia y credibilidad de una teoría de la conspiración. Y esto es más que necesario a la vista de que, como hemos podido comprobar, es muy frecuente que una teoría de la conspiración parte de un documento falso, de un malentendido histórico, de una fuente leída demasiado apresuradamente y de un error en la importancia que un documento puede haber jugado en una época concreta. Es frecuente, así mismo, que algunas teorías de la conspiración contengan datos que se han arrastrado a la largo de generaciones y que, dados por buenos generación tras generación, luego resulte que se trata de referencias falsas, dudosas o malinterpretadas
2) Remontarse a la época en la que enunció: esto nos dará el cuadro general de los problemas concretos de ese momento histórico y es posible, incluso, que nos sirva para apreciar la validez de una teoría de la conspiración en un momento dado y en de determinada coyuntura histórica, pero sea inaplicable en otro espacio y en otro tiempo. El tiempo suele matar las teorías de la conspiración que pretenden interpretar la historia en función de un único actor conspirativo. Los datos que pueden parecer “convincentes” en un tiempo, ya no suelen encajar con la realidad pocos 20 años después. Entidades de “poder mundial” que fueron determinantes en un tiempo concreto, pasan a ser irrelevantes apenas unos años después, sustituidas por otras. (recordemos la asociación Skull & Bones a la que perteneció la familia Bush y de la que se habló exhaustivamente mientras George Bush fue presidente, o de la Comisión Trilateral a la que pertenecieron buena parte de los miembros de la administración Carter). Cada generación desarrolla sus propios modelos conspirativos y es inútil pensar que el mismo diseño conspirativo se mantiene inalterable durante siglos.
3) Valorar al autor y su obra: habitualmente, todas las teorías de la conspiración tienen un autor. La validez de la teoría, en gran medida, puede ser evaluada en función de la solvencia de este autor, de su prestigio intelectual y de sus posibilidades reales de análisis e investigación. Es muy posible que autores conspiranoicos, por ejemplo, elaboren sus teorías en función de sus lastres psicológicos personales, de sus filias o sus fobias, de sus obsesiones e, incluso de su incapacidad para entender los mecanismos reales y objetivos para interpretar un hecho concreto o una situación histórico. Un autor solvente desde el punto de vista intelectual, un investigador que trabaje según un método científico, es garantía de que sus conclusiones pueden aproximarse a la verdad. Un autor anónimo, aupado en redes sociales, un intelectual que cambie constantemente de opinión, impulsivo, poco reflexivo, excesivamente intuitivo, suele ser garantía de una teoría de la conspiración errónea. Así mismo, un documento espurio, sin garantías de autenticidad, cuyo origen está envuelto en brumas con posibilidad de que se trate de una falsificación, es el anticipo de una teoría conspiranoica falsa o artificialmente creada.
4) Evitar dar por ciertas versiones de una conspiración que se mantienen a lo largo del tiempo utilizando datos repetidos reiteradamente, pero nunca confirmados como auténticos: es muy frecuente que una teoría de la conspiración que se mantiene durante décadas, encuentre a autores poco escrupulosos que dan por ciertos y repiten (“refritos”) datos que la confirmarían, sin antes preocuparse si estos datos son indubitables o bien nunca han sido confirmados. Es frecuente que una conspiración se dé por cierta por el testimonio de un personaje desconocido que asistió a una reunión de conspiradores y luego sintió una necesidad vital de “contar la verdad”. Luego, dando por cierto ese testimonio, el dato se repite una y otra vez en las sucesivas revisiones de la teoría de la conspiración en cuestión. Ahora bien, siempre hay que tener en cuenta que, si ese dato que puede ser calificado como la “piedra fundacional” es falso o erróneo, toda la construcción que se asienta encima es inestable en tanto que igualmente falsa. Aquí puede aplicarse el principio jurídico de “testimonio único, testimonio nulo”.
5) Confrontar la teoría con la realidad: las teorías de la conspiración se confirman o quedan desmentidas a la luz de la realidad. Mientras existe un paralelismo entre el enunciado de la teoría y las situaciones reales que se van sucediendo, la teoría en cuestión queda verificada, pero, desde el momento en el que teoría y realidad divergen, hay que evitar tratar de encajarlas a martillazos. La teoría no ha soportado el choque con la realidad y se ha difuminado. El peor error consistiría en seguir creyendo en algo en función de lo que ya no sirve para entender un proceso histórico. En el período de la primera postguerra mundial, por ejemplo, podía darse por cierto la idea del entendimiento entre judíos laicizados y bolchevismo a la vista de que la mayoría de dirigentes comunistas eran de origen judío. Pero, a partir del estalinismo y de sus purgas -que salpicaron especialmente a grupos dirigentes bolcheviques de origen judío- la teoría ya no era válida.
6) Buscar explicaciones alternativas: en ciencia se dice que “más vale una mala teoría que no tener teoría”. Una “mala teoría” sirve para estructurar conocimientos e interpretarlos, pero también para poder realizar una crítica que puede desembocar en la formulación de una “buena teoría”. Esto implica que una interpretación de la realidad en función de una teoría de la conspiración es un recurso aceptable y necesario solamente en el caso de que no exista otra teoría que interprete mejor los mismos hechos. La mayor parte de teorías de la conspiración tratan siempre de explicar problemas complejos mediante respuestas simples. Pero, en un momento de aceleración de la historia y de cada vez mayor complejidad de las sociedades, es inevitable que la explicación a los procesos que se van desarrollando, sean complejas y tengan en cuenta multitud de factores. Precisamente, esa complejidad es lo que hace difícil que existan conspiraciones que puedan soportar el paso del tiempo y cuyos mentores hayan tenido en cuenta todos los elementos de la ecuación. Esto implica que la validez de una teoría de la conspiración es inversamente proporcional al tiempo que transcurre desde que ha sido enunciada.
7) No perder nunca la objetividad en el análisis de una teoría de la conspiración: habitualmente, las teorías de la conspiración tienen éxito o no a partir del énfasis y de la capacidad de convicción de quienes las difunden, por la espectacularidad de algunos de sus contenidos, incluso por su extravagancia y por los canales en los que difunden (habitualmente redes sociales y grupos formados por “creyentes”) mucho más que por el contenido de los datos que aportan. Estos, no siempre superan la prueba de la veracidad. Es importante para el ciudadano al que le llega una nueva teoría de este tipo, que mantenga el cerebro frío y siempre, a la hora de valorarla, especialmente en estos momentos en donde hay bases de datos suficientes en Internet como para poder evaluar y confirmar o desmentir cada dato, confirme por sí mismo, los datos que le llegan.
8) Discriminar y clasificar las fuentes: Un dato olvidado en una web perdida que ni siquiera indica la fuente, suele no ser fiable, sin embargo, muchas teorías de la conspiración se han elaborado sobre esa base (el Plan Kalergi, como hemos demostrado surgió de una mala lectura de un libro olvidado, escrito por un autor que nunca tuvo una relevancia especial). Es importante a la hora de establecer la credibilidad de un dato aportado en una teoría de la conspiración, el valorar la fuente que lo ha emitido. Para ello, habrá que ver qué otros datos, sobre otros temas, aporta esa misma fuente y, en función de ello podremos establecer si el dato es fiable, inseguro en mayor o menor grado, o simplemente falso. En una publicación poco seria, en una web juvenil, en un foro de noticias que habitualmente sirve para canalizar locuras, fakes y es frecuentado por carne de psiquiátrico, es inútil pensar que vamos a encontrar datos que puedan aceptarse sin más. Los datos aceptables, solamente pueden partir de fuentes solventes.
9) Necesidad de documentos indubitables y testimonios múltiples: hay que desconfiar de “documentos probatorios”, sin padres ni madres reconocidos. Guénon sostenía que una sociedad secreta digna de tal nombre no deja rastros escritos de su actividad. Cuando aparece algún documento emanado por una de estas sociedades, hay que desconfiar sobre su autenticidad. Es demasiado frecuente que se trata de una “pieza de intoxicación”. Cuando se publicaron los Protocolos de los Sabios de Sión, algunos recordaron este principio y, aun antes de que aparecieran todos los datos que confirmaron la mistificación, denunciaron que el documento no solo era falso, sino que era cualquier cosa, menos las actas de una reunión secreta tendente a lograr el dominio mundial. Por otra parte, un dato único no puede confirmar una tesis compleja. En ciencia se dice que “a grandes tesis, grandes demostraciones”: si se quiere demostrar la existencia de vida extraterrestre (una gran tesis), la “gran demostración” consiste en entrevistar a un extraterrestre en la CNN. Frecuentemente, las teorías conspiranoicas, aparte de su escasa objetividad, parten de un testimonio único que, como sabe cualquier jurista, equivale a “testimonio nulo”.
10) Si no se dispone de una teoría “segura”, mejor prepararse para afrontar los hechos: vivimos momentos de crisis a los que se une un proceso de aceleración de la historia que se prolonga desde hace más de un siglo, a velocidad creciente. Cada vez es más habitual que las teorías interpretativas vayan por detrás de la realidad de los hechos. El catolicismo, por ejemplo, ha perdido mucho tiempo, tratando de explicarse el porqué está hoy en crisis, especialmente en la tierra de Europa: y no ha llegado a conclusiones unánimemente aceptadas. La situación es que hoy, además de carecer de teoría interpretativa sobre su propia crisis, se encuentra en una situación prácticamente insalvable: para los católicos, ya no se trata de seguir pensando en los “por qué”, sino más bien en actuar para tratar de salvar lo salvable y evitar la islamización de Europa. Es frecuente, como ya hemos dicho, que una teoría que “funcionó” ayer, ya esté superada poco después. Para apreciar un problema, basta con salir a la calle y observar el entorno: a partir de aquí podrá inferirse si hay tiempo para elaborar una teoría de la conspiración, o será necesario enfrentarse al problema que se percibe con la mayor determinación aun sin haber elaborado una teoría que lo explique.
Es posible que estos consejos hayan decepcionado a algunos. Y, sin embargo, son necesarios a la vista de la facilidad con la que hoy se difunden fakes, se repiten errores, se elaboran o adaptan teorías que no tienen posibilidades de interpretar satisfactoriamente nuestro momento histórico. Vivimos tiempos de repliegue a lo personal, nuestras vidas están encerradas en nuestras terminales digitales. Casi sin darnos cuenta hemos terminado presos, primero del racionalismo, luego de los millones de reclamos que cada día exigen nuestra atención, la mayoría carecen de tiempo para recabar datos y deben fiarse de las teorías de la conspiración elaboradas por otros. Ya hemos visto que, con demasiada frecuencia, estas teorías resultan erróneas. En la soledad de nuestros hogares, nosotros y nuestras terminales digitales pueden estas ofreciéndonos informaciones distorsionadas, incompletas, interesadas, pura intoxicación: de ahí la necesidad de salir a la calle, afrontar el mundo tal cual es, y, aun cuando no podamos hacer nada por rectificar un mundo que se derrumba ante nuestros ojos, debemos procurar que ese mismo mundo deletéreo, absurdo y repleto de distorsiones no tenga entrada en nosotros mismos.
A partir de aquí, las actitudes son dos: la el ciudadano más volcado a la meditación que a la acción que reaccionará tratando se confrontar teorías de la conspiración, sus datos y las responsabilidades contra las que apunta o bien elaborar su propia teoría de la conspiración; o bien, en aquellos en los que algo les hierve en la sangre, más resueltos a la acción que a la contemplación, que tratarán de actuar contra la decadencia o bien de preparar el mundo post-apocalíptico. Sí, porque, a fin de cuentas, la grandeza de nuestro momento histórico es que, con o sin teorías de la conspiración, estamos viviendo el final de una era.
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