La tensión con Cataluña y los lazos amarillos se han colado en la versión de ‘Faust’ de Charles Gounoud dirigida por Alex Ollé, uno de los directores artísticos de La Fura dels Baus, que no ha dejado indiferente al público asistente a la inauguración de la 22ª temporada del Teatro Real, presidida por los Reyes, que ha despedido la función entre aplausos y abucheos, principalmente dirigidos contra el equipo responsable de la puesta en escena.
Trufada de tintes cómicos a la vez que grotescos durante las más de tres horas que ha durado la obra, que gira en torno al drama y al perdón, esta coproducción del Teatro Real con la Nationale Opera & Ballet de Ámsterdam –que estrenó la producción en mayo de 2014 con una gran acogida– no ha tenido tanta suerte en esta ocasión, en línea con su estreno en el Théâtre Lyrique de París, el 19 de marzo de 1859, cuando recibió una gélida respuesta del público francés.
Sin embargo, este miércoles 19 de septiembre el coliseo madrileño ha sido claro en su veredicto, aclamando a los tenores Piotr Beczala (Fausto), a la soprano Marina Rebek (Marguerite), al barítono Luca Pisaroni (Mefistóteles), Stéphane Degout (Valentin) o Serena Malfi (Siébel), entre otros, mientras que los abucheos han puesto el broche final a la noche con la aparición del director y el resto de responsables de la parte escénica y musical.
Parte de los gritos de «fuera, fuera» eran fruto del descontento del público con una puesta en escena con aires de laboratorio y rectángulos que emergen y se contraen en el escenario, así como por el hecho de que el escénografo y diseñador de Vídeo, Alfons Flores, y el figurista Lluc Castells portaran lazos amarillos al término de la función.
Por el contrario, a la salida del Teatro Real, casi al filo de la medianoche, los Reyes han sido despedidos entre aplausos y gritos de «Viva España» por más de un centenar de personas que o bien salían de ver la obra o que paseaban por las cercanías de la Plaza de Oriente y el Teatro Real.
Sus Majestades también fueron recibidos entre aplausos a su llegada al Teatro, donde han sido recibidos por la presidenta del Congreso, Ana Pastor, la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo y el presidente del Teatro Real, Gregorio Marañón, entre otras autoridades. Precisamente, los monarcas volvían a presidir la apertura de temporada del coliseo madrileño tras su ausencia durante la temporada pasada por los acontecimientos en Cataluña.
A pesar de que ‘Faust’ se ha impuesto poco a poco en el repertorio operístico, en esta ocasión la partitura de Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832) tiene como eje principal el pacto diabólico y el enredo amoroso entre Fausto y Margarita con la versión actual de Jules Barbier y Michel Carré, en la que se profundiza en la búsqueda de la vida no vivida y se humaniza al protagonista.
En la obra, Mefistófeles instiga a Fausto a satisfacer los deseos que ha ocultado, las pulsiones que ha sublimado y las perversiones que ha camuflado, siendo Mefistófeles el ‘alter ego’ de Fausto, que acaba convertido en el diablo que lleva escondido. Sin embargo, la puesta en escena difiere bastante de lo tradicional con un demonio caracterizado con trajes de pieles, sombrero de vaquero o batines, entre otros atuendos.
Además, Ollé y el escenógrafo Alfons Flores recurren a artificios dramatúrgicos al colocar a Fausto en un laboratorio, donde trabaja en un inmenso ordenador que simula el cerebro humano, con sus trampas y fantasías. En este punto, el protagonista se convierte en una especie de Steve Jobs, que trabaja para intentar dar vida a una gran máquina.
El resultado final es una producción sarcástica y colorida, sobre todo en las escenas corales, donde los personajes aparecen caricaturizados con senos de enormes proporciones en el caso de las mujeres, algunas de ellas emulando a muñecas hinchables, o similares a marines estadounidenses en el caso de los guerreros, acompañados de enormes letras que señalan a los personajes de la obra según aparecen en escena.
Se trata de la cuarta vez que Àlex Ollé aborda en su trayectoria el mito de Fausto a lo largo de su carrera en La Fura dels Baus, después de F@ust 3.0 (1997), La damnation de Faust, de Hector Berlioz (1999) y la película Fausto 5.0 (2001).
La obra, que fue estrenada en el Teatro Real en 1865, ha sido una de las más representadas hasta el cierre del teatro en 1925, con 299 funciones en este periodo y después de la reapertura, 10 funciones en 2003 como homenaje póstumo al director de escena Götz Friedrich. Este año, se ofrecerán 13 funciones entre los días 19 de septiembre y 7 de octubre.
La dirección musical ha contado con el maestro israelí Dan Ettinger, que ha debutado en Madrid al frente del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real, mientras que la dirección del coro (que ha tenido un gran protagonismo en la partitura de Gounod) ha vuelto a contar, como es habitual, con Andrés Máspero. A ellos se suma un elenco que completan Valentina Carrasco (colaboradora en la dirección de escena), Lluc Castells (figurinista) y Urs Shönebaum (iluminador).
El resto del doble reparto se completa con el tenor Ismael Jordi; la soprano Irina Lungu; los barítonos Erwin Schrott y Adam Palca; John Chest, como Valentin; y Annalisa Stroppa en el papel travestido de Siébel.
En torno a ‘Faust’ se ofrecen múltiples propuestas culturales en el Teatro Real, como Enfoques (el 13 de septiembre), Ópera en cine (el 30 de septiembre), Los domingos de cámara (el 7 de octubre), ¡Todos a la Gayarre! (el 7 de octubre), así como exposiciones en el Museo del Romanticismo y en el Instituto Complutense de Ciencias Musicales.
Además, el 4 de octubre el canal de televisión MEZZO retransmitirá la ópera en directo, una grabación que será posteriormente ofrecida en cines, en Palco Digital, editada en DVD y distribuida internacionalmente en una coproducción audiovisual del Teatro Real y Jack Fébus. Por su parte, Radio Clásica de RNE también retransmitirá la ópera en directo el 4 de octubre y la ofrecerá en toda Europa a través de la UER, Unión Europea de Radiodifusión.
La inauguración de la Temporada de Ópera en el coliseo madrileño cuenta con el mecenazgo de Japan Tobacco International (JTI), una de las grandes mecenas del arte en Europa y que colabora, desde hace varios años, con el Teatro Real.