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Cultura

La Generalitat nombra catedrático de dolçaina a un estudiante sin título

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Vicent Marzà, conseller de Edución, y Mónica Oltra, en las Cortes Valencianas
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La Conselleria de Educación ha nombrado catedrático de dolçaina a un estudiante sin título para seleccionar a los alumnos de música de un conservatorio de Valencia, después de que este se hubiera inscrito para recibir los estudios y fuera posteriormente rechazado en la bolsa de trabajo. Según ha avanzado el diario «Las Provincias», el departamento que dirige el conseller Vicent Marzà (Compromís) ha elegido a este alumno sin cumplir los requisitos para optar a la bolsa de trabajo en la especialidad de «dolçaina», por parte de la dirección general de Centros y Personal Docente, ya que que entre ellos se requería «poseer el título superior de música de la especialidad de dolçaina» o «el título superior de música de una especialidad y acreditar formación y experiencia en el instrumento».

El alumno en cuestión, Pasqual Salort Aguilar, que aspiraba a estudiar el grado superior de dolçaina, se presentó a su vez a la bolsa de trabajo para impartir las clases de la especialidad de este instrumento, convocada el 26 de junio de 2018. Sin embargo, Salort no fue admitido «tras no presentar la titulación exigida» (la de título superior), según explica el mismo diario. Tan solo dos personas llegaron a las fases finales; sin embargo, quedaron ambas eliminadas al no pasar la prueba de aptitud una y al no presentar la práctica otra. La dirección general de Centros declaró la bolsa desierta y la titulación superior de dolçaina se quedó sin catedrático para impartir las clases.

Las mismas fuentes indican que, tras intentos fallidos de cubrir la plaza de especialidad de dolçaina en el cuerpo de catedráticos de música en cada convocatoria de la Generalitat Valenciana, Educación decidió rebajar los requisitos, por lo que ahora para impartir estas clases superiores de música del conservatorio Joaquín Rodrigo de Valencia tan solo es necesario tener un título de grado profesional de dolçaina (justo por debajo del superior) y una licenciatura en Historia y Ciencias de la Música.

Con estas exigencias, el estudiante Salort consiguió la plaza el 26 de octubre, y pasará a dar clases como catedrático.

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Cultura

El Magreb en el Cretácico: una pesadilla de carnívoros gigantescos

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Terror cretácico en la selva y el manglar y un nuevo juego de mesa basado en la época de los dinosaurios

 

Está a la venta o nuevo juego de mesa basado en la época de los dinosaurios. En concreto, la última etapa de ese largo reinado de estos animales monstruosos y en concreto un lugar: lo que hoy es el norte de África, el Magreb. Un paisaje muy diferente al actual, con selvas enormes y ríos muy caudalosos les queda aún la cicatriz de su paso por lo que hoy es un auténtico secarral.

 

El Sáhara en el periodo Cretácico

 

Parece increíble que hace solo 7.000 años, que en Historia Natural es un suspiro, los antepasados cazaran y recolectaran por allí en medio de una gran abundancia. Estamos hablando de que en el corazón del Sahel se localizaba un lago del tamaño de España entera. Un vergel que hoy, por desgracia, está prácticamente desaparecido. Sin embargo, hace millones de años, esa exuberancia vegetal y de fauna era mucho mayor. Con especies animales tan grandes como no han pisado la Tierra, ni antes ni después: los dinosaurios herbívoros y carnívoros más gigantescos de toda la Historia. Hasta tal punto que se ha descrito esta zona del Sahara, en el periodo Cretácico, como el lugar más peligroso que jamás ha existido.

 

 

Cerca de casa tuvimos el carcharodontosaurio del Sáhara

 

Todos los que hemos visto Jurassic Park nos hacemos una idea de las proporciones de estos enormes animales, pero, ¿podéis imaginar, incluso, un depredador más grande y poderoso que el tiranosaurio rex? Pues cerca de casa tuvimos el carcharodontosaurio del Sáhara, un depredador bípedo muy similar al tiranosaurio más conocido, pero de una corpulencia aún mayor. Una bestia feroz que recorría lo que hoy es desierto, en busca de los grandes herbívoros que le servían de comida, inclusive los indescriptiblemente grandes titanosaurios: monstruosos dinosaurios de cuello largo, con colas que eran como látigos gigantes y patas como columnas. Unas bestias que no pudieron comer otra cosa que toneladas y toneladas de hojas de árbol. Esos árboles que hace tiempo que pasaron a mejor vida en el Sáhara.

 

Depredadores más pequeños que el carcharodontosaurio, pero igualmente feroces

 

Y había un montón de depredadores más pequeños que el carcharodontosaurio, pero igualmente feroces y eficaces cazadores. De hecho, en la vecina Península Ibérica, por aquel mismo tiempo, pisaba las llanuras y bosques de nuestra tierra un auténtico gigante carnívoro como era el concavenator corcovatus. Una especie de tiranosaurio mucho más ligero y con una curiosa vela o joroba a la espalda. Pero el Norte de África es un muestrario interminable de este tipo de depredadores y de sus presas. Inclusive con otro dinosaurio que aparece en Jurassic Park, tan terrorífico como el tiranosaurio rex, y que es el probablemente ribereño espinosaurio. Un gran depredador al que se atribuye un comportamiento de pescador o carroñero. Con unas proporciones que superaban incluso a estos gigantescos devoradores de carne.

 

 

Nuevo juego de mesa sobre dinosaurios

 

El cocodrilo más grande y seguramente más feroz: el sarcosuchus

 

Y para terminar el cuadro terrorífico, aunque es largo de contar todo lo que se está descubriendo en Marruecos, Argelia, Níger y otros países del Magreb, tenemos al cocodrilo más grande y seguramente más feroz que ha surcado jamás río alguno. El sarcosuchus. Un cocodrilo prehistórico muy parecido en su fisonomía a los actuales, pero de unas proporciones que no van a la zaga de estos grandes monstruos comedores de carne. Un voraz reptil que, al igual que otros congéneres anteriores y posteriores, se atrevía a morder absolutamente todo lo que encontraba a su paso. Y es muy probable que incluso los tiranosaurios tuvieran miedo de ser arrastrados a las turbias aguas en que estos animales se daban sus festines.

 

¿Os imagináis una serpiente tan grande como la que aparece en Conan el Bárbaro?

 

Por aquel entonces, para no dejarme ningún monstruito en la recámara, África y América del Sur formaban parte de un único supercontinente, llamado Gondswana, del cual también formaron parte la India o la Antártida. Por lo tanto, es muy probable que la titanoboa o alguno de sus parientes viviese también en esta misma zona de la que estamos hablando. La serpiente más grande jamás descubierta hasta ahora, de cuya existencia tenemos noticias por vértebras fósiles que se han encontrado en la zona del Amazonas, que en estas épocas tan antiguas mantenía nexos de unión con el continente africano. ¿Os imagináis una serpiente tan grande como la que aparece en Conan el Bárbaro? Pues esto era muy real en este tiempo del que estamos hablando, la última época de los dinosaurios, justo antes del meteorito, cuando alcanzaron su mayor desarrollo y una variedad de especies nunca antes conocida.

 

 

Búsqueda de dinosaurios en el Kem Kem

 

Y a alguien estará diciendo: pero, ¿qué pasa con los raptor? Esos temibles protagonistas de Jurassic Park que son característicos, también, de esta época final de los dinosaurios, y cuyas especies locales también pululaban por esta primitiva región norteafricana. Y no dudemos en que el futuro nos va a deparar más sorpresas, porque los paleontólogos están encontrando más especies cada semana, por todo el mundo, pero también aquí. Y esperemos que puedan seguir adelante con sus prometedores trabajos de búsqueda de dinosaurios en el Kem Kem y otras zonas afortunadas en fósiles en fósiles, en esas profundidades del desierto norteafricano.

 

Hasta aquí llega este artículo y por si a alguien le interesa este nuevo juego de mesa basado en la época de los dinosaurios, precisamente en el Cretácico norteafricano, me pueden escribir a mbooralive@gmail.com y se lo enviaré a casa. Hasta pronto.

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Cultura

Ha salido un nuevo juego de mesa basado en Jurassic Park, ese mito de los 90 que sigue vivo

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Juego ambientado en el corazón de África

 

 

Juego de mesa ambientado en el corazón de África, en un país imaginario llamado Lazaria

 

Ha salido recientemente a la venta un divertido juego de cartas creado por un autor de Santander, Miguel de Cervera. El juego está ambientado en el corazón de África, en un país imaginario llamado Lazaria, en el cual se han establecido varios parques naturales muy peculiares. Hablamos con el autor para que nos cuente algunos detalles de su creación.

Sí. La principal particularidad el juego es que estos parques albergan especies que ya no están entre nosotros. Se han extinguido. Y no sólo hablamos sólo de las especies que recientemente hemos exterminado, como seres humanos, sino que en su mayoría son animales cuyo tiempo pasó hace miles o millones de años. Como los dinosaurios. Y que dejaron el planeta por causas naturales.

 

 

El peligroso mundo de las compañías de explotación de los parques de animales extintos

 

Y, entonces, has decidido revivirlas en tu juego de mesa. Para que podamos conocerlas mejor.

Así es. Es un juego para divertirnos con amigos o familia, pero también para aprender algunas nociones de la evolución animal en la historia de nuestro planeta. Y también para reflexionar sobre algunas cosas importantes como son nuestra responsabilidad con el medio ambiente, pero asimismo sobre el problema de la avaricia y la corrupción, muy bien representados en estos parques privados sin escrúpulos y en el Gobierno de la República de Lazaria. Un país tan corrupto que ha atraído la mirada de las no menos corruptas compañías de explotación de los parques de animales extintos.

 

Clonar especies extintas para cobrar cantidades astronómicas a los millonarios visitantes

 

Así que te has inventado un país imaginario, como hacía Hergé en Tintín.

Efectivamente. Y el nombre de Lazaria no es porque sí, sino que hace una clara referencia a lo que se llama un taxón lázaro, que es básicamente una especie que se da por extinguida y es vuelta a ver después de haber sido registrada por perdida. Un término científico que está basado en la historia de Lázaro, el amigo de Jesús al que éste resucitó de entre los muertos. Y es lo que hacen estos parques naturales instalados en este imaginario país de Lazaria: clonar especies extintas para cobrar cantidades astronómicas a sus millonarios visitantes.

 

 

Cada jugador es el director general de un parque de animales clonados

 

Sin embargo, a juzgar por las cartas que veo aquí, no siempre las cosas salen bien para estos parques.

Cada jugador es el director general de un parque de animales clonados y tiene que esforzarse por tener el mejor parque de todos, pero hay varios problemas. El principal es la competencia de los demás parques, en la cual vale todo: en especial, la extendida costumbre entre los parques de animales extintos de robar especies a los demás. Y también hay dificultades añadidas, como desastres naturales en forma de huracanes o volcanes, etc. Y luego están los factores humanos de un país tan caótico como Lazaria, con vertidos que contaminan los acuarios y guerras, epidemias que afectan a los animales y otras circunstancias adversas.

 

 

Criaturas tan peligrosas como los raptors y tiranosaurios

 

Incluso hay animales huidos, fuera de los parques, que merodean sueltos por el campo y pueden atacar a la gente.

Sí, es otro de los graves problemas a los que deberemos enfrentarnos. Por qué las políticas irresponsables de las compañías que gestionan los parques, debido a fallos en su seguridad y otras complicaciones, han permitido que especies peligrosas escapen de sus recintos y campen a sus anchas por sábanas y junglas. Muchas veces vuelven a los parques para buscar presas fáciles entre los turistas y animales que albergamos allí. Y estamos hablando de criaturas tan peligrosas como los raptors y tiranosaurios que aprendimos a tener en Jurassic Park.

 

 

El juego es un homenaje de Jurassic Park, de Michael Crichton

 

Eso te iba a decir. Todo esto me recuerda mucho a Jurassic Park.

Es que el juego en sí es un homenaje a Jurassic Park, a un genio como fue Michael Crichton, cuya obra más icónica me marcó muchísimo cuando tenía 10 años. Y he querido llevar esto un poco más lejos del tema de los dinosaurios. Representar un poco a todas esas especies que un día pisaron la tierra, surcaron los mares o sobrevolaron ecosistemas que tampoco existen ya. Ecosistemas que han visto sus entornos tan modificados por el hombre que, en muchos casos, se han perdido especies que habitaban en ellos.

 

Un divertido juego de mesa sobre un parque natural con dinosaurios

 

¿Qué destacarías de tu juego, en pocas palabras?

Que es divertido crear cosas de la nada, como hizo el visionario Hammond en Jurassic Park. En especial si lo que vamos a crear es un zoológico, yo creo que un viejo sueño de todo niño, y más aún si albergamos animales extintos. Seres tan maravillosos como los dinosaurios. Y aunque se gana por tener el más variado y espectacular parque de todos, en comparación con la competencia, también es entretenido estar atento a otros factores como son las finanzas o la seguridad. En definitiva, ver un buen gestor en un entorno tan caótico y agresivo como el mundo de los parques de animales clonados. Un divertido juego de mesa sobre un parque natural con dinosaurios, mamíferos de la Edad de Hielo y hasta homínidos.

 

 

 

Una última cosa: ¿cómo podemos conseguir el juego de Grand Lazar?

 

Muy fácil. Solo tienen que escribirme a mbooralive@gmail.com y se lo enviaré con mucho gusto a las señas que me indiquen

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Cantabria

Los últimos de La Olmeda: un cuento sobre la Villa Romana de La Olmeda (VRO)

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Se trata de uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes de toda la historia de España

 

El yacimiento de la villa de La Olmeda es uno de los principales centros turísticos de Castilla y León, que ya es decir, con una investigación continua que abarca más de 50 años ya, pero que apenas ha empezado a descubrir tantos misterios como encierran estas ruinas. Un conjunto palaciego del esplendor del Imperio Romano en España, abandonado seguramente en el desorden y anarquía de la caída de dicho Imperio. Y con deciros que tenía casi 5 km cuadrados de mosaicos en el suelo de toda la casa, sólo en la planta baja, de los cuales un kilómetro y medio cuadrados corresponden a los baños, creo que nos hacemos una idea de la elevada posición económica de estos millonarios palentinos de hace 1.700 años.

 

Ahora un servidor, Miguel de Cervera, he publicado un libro titulado Los últimos días de La Olmeda. Un homenaje a todas las personas que vivieron en esta apasionante casa romana de hace 2.000-1.600 años, pero también a la aplicación cotidiana de la filosofía (Séneca, Epícteto, Marcial). Un libro que podéis conseguir en mi correo: mbooralive@gmail.com.

 

Uno de los más grandes y mejor conservados mosaicos del mundo romano

 

Lo más curioso de este yacimiento es que tengamos las fotos de los moradores, pero no sus nombres. ¿Qué quiero decir con esto? El mosaico principal del salón principal de la casa, uno de los más grandes y mejor conservados mosaicos del mundo romano, ha perpetuado a lo largo de los siglos la memoria de los más que probables moradores. Unos ricos propietarios cuya familia entera se mandó retratar, alrededor de la escena central del mosaico, como si fuera un álbum de fotos de los más originales que se han visto.

 

Un mosaico enorme que parece contener los principales intereses de esta familia de forrados de finales del Imperio Romano: son unas muy bellas escenas de caza, mitología griega y también, lo más curioso de todo, lo que parece ser un álbum de fotos familiar, impreso en el suelo del salón principal de la casa.

 

 

El misterio de los habitantes de la villa romana de La Olmeda

 

Poco sabemos de la identidad de estos ricos propietarios, que no dejarían de ser unos de tantos potentados como se repartían por todo lo que luego se llamó la Tierra de Campos. Auténticas dinastías de terratenientes autóctonos que sin duda mantendrían nexos directos con el poder imperial. No en vano, los últimos emperadores de Roma tuvieron origen español, siendo comúnmente conocidos como la dinastía teodosiana. En concreto, el último gran César, Teodosio el Grande, era originario de Coca, en Segovia. Fue el último gran Emperador y su hijo, Honorio, el último de todos. El que vivió el saqueo de Roma por los godos hasta el secuestro de su hermana, Gala Placidia, por parte del caudillo Alarico.

 

En esos días finales del Imperio se desarrolla este drama de Los últimos de La Olmeda, en un paralelismo que quiero hacer con precisamente esos otros dos grandes dramas que todo el mundo en esa época conocía: la erupción del Vesubio y la legendaria guerra de Troya. Porque la historia de Troya y sus héroes está muy presente en la casa de La Olmeda, siendo el motivo principal del mosaico del salón VIP nada menos que la historia de Aquiles en el Palacio de la Isla de Skiros. Para mí una de las más bellas imágenes de todo el arte de todo el Imperio Romano y que demuestra, una vez más, la habilidad y buen gusto de los artesanos y artistas castellanos de toda la vida.

 

El drama del final de la Villa de La Olmeda

 

El drama que debió acompañar el final de la villa de La Olmeda fue el de la guerra y el caos que acompañaron los últimos días de los romanos del Imperio. Como todos sabemos, a las invasiones bárbaras se unía la galopante corrupción estatal, que desembocaba en frecuentes guerras civiles. Casi el menor de los problemas era la propia invasión de los bárbaros que, como dijo un famoso almirante español, siempre necesitan de traidores que les abran las puertas.

 

Las cosas estuvieron muy revueltas en estos tiempos, hasta el punto de que la propia nobleza hispanorromana tuvo que movilizar un ejército propio y dirigirse a los Pirineos para contener la invasión de un usurpador al trono imperial. Y esto es uno de los principales hitos de la historia contada en el libro, pues es de suponer que todos los terratenientes unirán sus fuerzas en este momento para defender su fortuna. Una gran alianza común frente a una dinastía de usurpadores que querían desafiar el poder de un César español como ellos y al que probablemente estaban unidos por estrechos vínculos. Es lo que se llamaba el clan Teodosiano.

 

En el relato de Los últimos de La Olmeda veremos cómo los terratenientes de esta zona palentina, inclusive el señor de La Olmeda, se preparan para esta batalla definitiva por el futuro del imperio y su propia fortuna personal.

 

 

Las personas libres vivían peor que los esclavos de otros tiempos

 

Uno de los desafíos a la hora de escribir el libro para mí ha sido la complejidad de las relaciones sociales en esta época. Porque no estamos ya en el Imperio Romano que todos más o menos conocemos, sino en el final de éste. Con una parecida estratificación de la sociedad en castas, pero no ya de la manera tradicional que conocíamos con esclavos, personas libres y pobres y a continuación, en la eterna casta privilegiada de todos los tiempos, los ricos propietarios. En estos tiempos del final del Imperio Romano nos acercamos a la feudalización del territorio y de la sociedad, con un aumento notable de las diferencias sociales. Y aunque el número de esclavos se había reducido, por la influencia humanista del cristianismo, la realidad pura y dura era que las personas libres vivían peor que los esclavos de otros tiempos.

 

Un auténtico palacio digno de un César

 

Esto era el efecto inmediato de la ruralización de la sociedad romana, que paso de ser muy urbanizada a todo lo contrario: los ricos escaparon de los centros urbanos, donde estaban más obligados a pagar impuestos y a servir en el Ejército, pasando a vivir en sus más ricas propiedades del campo, como era el caso de la villa de La Olmeda. Un auténtico palacio digno de un César como tantos había en esta época, todavía dorada, de la historia de Roma, pero que no dejaba de ser un signo evidente de su definitiva decadencia. Todo esto nos puede recordar bastante a los tiempos actuales. Este sálvese quien pueda que ha traído el Nuevo Orden Mundial al mundo entero.

 

Los bagaudas: bandas de desheredados dedicados al bandidaje

 

Los personajes de Los últimos días de La Olmeda representan un poco esas castas sociales que había en la época. Desde la familia de los propietarios a la multitud de esclavos y colonos que constituían la base social de la época. Todos ellos unidos en el destino de un mismo barco que es la Villa de La Olmeda. Todos sufriendo la incertidumbre y penalidades de esos días de anarquía que fueron los últimos del Imperio Romano en España. Inclusive con el problema añadido de las bagaudas, que eran bandas de desheredados que se echaban al monte para dedicarse al bandidaje. Y precisamente el caudillo de una de estas bandas de forajidos es el hermano ilegítimo del dueño de la villa de La Olmeda, en el relato, por lo que el culebrón está servido desde el principio.

 

El eterno problema de los millonarios y sus hijos ilegítimos

 

Ese jefe de los bandoleros desciende en efecto del antiguo señor de La Olmeda, al que le he dado la identidad del General Asturio. Un personaje que fue real, tal vez de origen asturiano, aunque sin duda un poco posterior a los hechos que se narran en el relato. Pues bien, este forajido, bastardo del anterior propietario de la villa, era por tanto hermanastro de los propietarios actuales de la hacienda en el relato. Tenían un padre en común que era ese General Asturio, al que hago protagonista de la lucha contra cántabros, astures y vascones. Por lo tanto, este hijo rebelde del anterior patrón de La Olmeda, al que doy el nombre de Liberato, se enfrenta a su propio hermanastro y el ejército privado de éste y otros terratenientes, en espera de su momento de golpear.

 

 

Los propietarios de la villa de La Olmeda: señores que hacían con sus vasallos lo que querían

 

Hay otro nexo en común entre este personaje, jefe de los bagaudas, y la familia de propietarios de la villa de La Olmeda: un servidor de la casa al que llaman Cazador, por su profesión habitual, que es a su vez hermanastro del bandolero “de sangre real”.

 

Un fiel empleado de la Casa que se debate entre la fidelidad a su patrón, su temor a que su hermanastro sea cazado como una bestia y, también, su amor por la hermana del jefe, Serena. Una historia familiar y de amor que puede parecer un poco rocambolesca, pero no tanto si atendemos la complicada realidad social de esos tiempos. Con señores que hacían con sus vasallos lo que querían, inclusive muchísimos hijos ilegítimos que luego serían desposeídos de todo, podían convertir precisamente en los peores enemigos de sus propias casas.

 

Superioridad cultural de las personas que gobernaban estas villas

 

La superioridad cultural de las personas que gobernaban esas casas privilegiadas y de la élite de servidores que les ayudaban, en las tareas administrativas, constituiría sin duda una de las bases de ese poder y de esa pirámide social. Los ricos tenían acceso a un solo a todas las propiedades el tiempo libre que no tenían sus numerosos servidores, pero también a una elevada formación que sólo la élite podía permitirse en un mundo de abuso y trabajo duro, incluso para los más pequeños.

 

En el libro veremos muchas referencias textuales a Séneca y Epicteto, entre otros filósofos, pues estamos en un tiempo en que las humanidades serían como algo natural. Cotidiano. No covidiano, como ahora, cuando lo que vivimos como algo natural para tomar las decisiones diarias es la basura que vomitan cada día los medios de comunicación. También hay muchas referencias a un gran escritor satírico de principios del Imperio Romano como fue Marcial de Bilbilis, un cachondo mental procedente de Calatayud que hacía las delicias de los romanos de su tiempo como puede hacerlas hoy con nosotros.

 

 

Los divertidos poemas de Marcial de Bilbilis

 

Si hay algo que caracteriza el libro son las constantes referencias a los divertidos poemas de Marcial de Bílbilis, un creativo satírico de principios de Imperio Romano que ha sido alguna de las grandes glorias de la humanidad. Y Marcial fue un poco el que puso la nota divertida a generaciones de romanos desde entonces, cuando incluso hoy son súper divertidas sus composiciones. Y yo las intento aplicar un poco a la historia de la Villa de La Olmeda y estos personajes ficticios.

 

La elegancia y buen gusto de los mosaicos parecen indicar la existencia de esa clase ilustrada que sin duda alguna mataría el tiempo con la lectura de cuentos y poemas, claro está, cuando no se encontraban de cacería. Su gran pasatiempo por excelencia. Y en la obra he hecho mucho hincapié en todas estas distracciones para una clase dirigente, que tenía a todo un ejército de empleados a su servicio y se encontraban demasiado lejos de cualquier sitio. Demasiado aislados.

 

Palacios con muchas comodidades, pero pocas distracciones

 

En estos tiempos de ruralización de la sociedad, lo mismo que había compañías errantes de constructores de catedrales, en la Edad Media, también las había de constructores de estos palacios y hasta de artesanos que hacían los mosaicos. Y podemos también pensar que había compañías errantes de danzantes, proto juglares y otros profesionales que se dedicaban al entretenimiento de estas clases adineradas. De hecho, sabemos que estas élites sociales pasaban un gran aburrimiento, por lo general, al estar situados lejos de teatros, circos y anfiteatros, así como todo el entretenimiento que podían tener en grandes ciudades como Mérida, Zaragoza y hasta las más pequeñas urbes. Centros urbanos emplazados, no obstante, bastante lejos, por lo general, de las villas rurales.

 

Y tenemos constancia directa de esta nostalgia de las clases más altas de la sociedad por los entretenimientos de dichas ciudades, por ejemplo, en la abundante correspondencia que se ha conservado en los puestos fronterizos del norte de Inglaterra. En concreto, las cartas de la esposa de un general que se encontraba allí destinado, más aburrida que una ostra de tanto aguantar la barbarie de la frontera.

 

 

El aislamiento de los propietarios de la villa de la Olmeda era autoimpuesto

 

En este caso, sin embargo, el aislamiento de los propietarios de la villa de La Olmeda era auto impuesto por esas propias clases adineradas, que buscan así escapar de las obligaciones fiscales y militares. Y en el campo estaban más lejos de la acción del Estado, pero también se aburrían como ostras, rodeados siempre por la misma multitud de aldeanos y sin apenas infraestructura. Era el precio a pagar por la decisión de aislarse de los problemas del Estado en general, pero esto no va a suponer un retiro indefinido para nadie. Como comentábamos antes, llego un momento de tanta anarquía y tanto peligro, en las fronteras del Imperio, que esos terratenientes no tienen otro remedio que formar ellos mismos un gran ejército y lanzarse a la pelea por la defensa común de sus aisladas propiedades. ¿Serían capaces estos terratenientes de vencer a tantos enemigos y bárbaros a la vez que contenían a las clases oprimidas por ellos mismos? Éste es en definitiva el trasfondo del relato de Los últimos de La Olmeda.

 

Los propietarios de la villa de La Olmeda desaparecieron sin dejar rastro

 

Lo que si podemos adelantar es la moraleja de toda esta historia y es que los propietarios de la villa de La Olmeda, por más ricos que fueran y hasta se mandasen retratar, en el suelo de su propia casa, han desaparecido hasta de las páginas de la historia. Toda su fortuna se fue y hasta la identidad de esas personas, pese a su empeño por pasar a la inmortalidad, por lo que se cumple eso de que todos somos polvo y al polvo volveremos.

 

 

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Cantabria

La historia real de un auténtico Alatriste de Santander, de la época de los barcos de vapor

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Un Alatriste en el Santander del Machichaco

 

 

Esto que viene no es ningún cuento de Pérez Reverte, que como muchos sabemos se basaba en historias reales de los Tercios. Pero no. Aquí estamos hablando de un personaje de carne y hueso con nombre y apellidos, fecha de nacimiento y aventuras certificadas. Un hombre que dejó tan profunda huella en la generación de su tiempo que el más famoso poeta marinero de Santander, José del Río Sáinz, alias Pick, lo definió como el hombre más fuerte y más bravo de la historia de la ciudad a juzgar por el pueblo. Es decir, que ni él mismo, que lo conoció en persona y lo admiraba, como el ídolo de su juventud, le puso ese título de honor, sino que fue un veredicto popular nacido de la leyenda viva de un auténtico héroe.

 

Un lobo de mar de Santander real que, además de sobrevivir a los peligros de cruzar el Atlántico en esos primitivos barcos de vapor, hizo también su fama como chulo de los puertos. No sólo en Santander, sino también en el puerto hermano de La Habana, por ejemplo, donde se desafió con un negrazo enorme porque éste había insultado a la bandera española.

 

 

Un héroe popular de Santander en el olvido

 

Para mí es una de las historias más alucinantes es que haya encontrado hasta ahora, nos dice el autor, no sólo porque se trata de un personaje espectacular sino también por el olvido que ha caído luego sobre él. Incluso en mi propia familia, siendo hermano de mi tatarabuela, se había perdido hasta el nombre de este Capitán de la Marina Mercante metido a justiciero popular. Y ya en su día fue bastante polémico, porque muchos le quisieron adjudicar el sambenito de que era él mismo parte del mismo hampa portuario al que decía combatir. De hecho, ese famoso desafío que tuvo con ese rebelde cubano en La Habana, a quien el poeta Pick calificó como un negro ciclópeo, fue uno más de tantos combates callejeros que mantuvo a lo largo de su vida. Pero siempre se trataba de batallas contra personajes poco recomendables, tanto en Santander como en los puertos que conoció.

 

 

Uno de los rasgos que más destaca el autor es la contradicción de un personaje que quería ser justiciero y moralista, pero que nunca abandonaba el hábitat de los adictos al vicio y delincuentes: los círculos sociales donde se jugaba a los prohibidos en Santander y en cualquier muelle donde parase, pero también los burdeles y cafés cantantes que tanto escandalizaban a Menéndez Pelayo.

 

La ludopatía y el crimen en el Santander del Machichaco

 

Se pasaba la vida, literalmente, de bar en bar, en especial cuando tuvo que dejar los barcos por una enfermedad que contrajo en algún puerto y que yo identifico con la sífilis, que era como el SIDA de la época. Y antes que eso ya tenían que tronar Santander con la bocina del barco, para que saliera del tugurio donde hubiera pasado la noche. Porque sin él no podían zarpar, dado que era el oficial piloto de la nave. Por eso le llamaban Piloto, aunque llegó a Capitán antes de sufrir una jubilación anticipada por enfermedad.

 

Y es en dichos tugurios donde conoció en todo su esplendor ese hampa urbano, portuario, centrado en el juego ilegal y la explotación sexual, no sólo de las mujeres, sino también de chicos jóvenes que eran víctimas de lo que se denominaba la trata de blancos. Un negocio cruel que persiste hoy en día y que pone a la venta lo más sagrado de toda sociedad: la inocencia y la seguridad de los más pequeños.

 

 

Un valiente capitán de la Marina Mercante del Santander de los barcos de vapor

 

Pero fue aquí donde sacó más a relucir su faceta de héroe este Capitán, Teodosio Ruiz González. Un hombre de hierro que, pese a verse aquejado por todos los vicios y hasta por la peor enfermedad de su tiempo, para la cual no había cura, se enfrentó al peor de los delitos posibles, que es la trata de personas. La verdad es que fue un avanzado a su tiempo, no sólo por su defensa de las mujeres de Santander, que en su gran mayoría se veían abusadas por ser inmigrantes de otras zonas de España.

 

Tengamos en cuenta que por entonces Santander era un auténtico emporio comercial y muchas personas se veían atraídas por esta riqueza. Inclusive muchas mujeres que eran engañadas, como pasa hoy en día con muchas inmigrantes que vienen a Europa, para ser explotadas con empleos que distan mucho de ser tal cosa. Y lo mismo pasaba con los menores de edad, para los que había incluso menos atención pública y sanitaria, pero este antepasado mío se rebeló contra esta miseria insoportable.

 

Una visión diferente del tema de los raqueros

 

No en vano he llegado a la conclusión de que los raqueros sean víctimas de toda esta situación, por lo que me parece desacertada esa estampa romántica y hasta divertida de ellos. Simplemente eran niños pobres que estaban en la calle y se veían expuestos a todo tipo de problemas, igual que pasa hoy en día con los chavales de los países en desarrollo.

 

 

Pido una calle en Santander para el Capitán Teodosio Ruiz González

 

Yo creo que no hay que fijarse tanto en que fuera ludópata, mujeriego o bebedor, o incluso que hiciera uso cotidiano de la máxima violencia, dado que la empleaba sólo contra los peores delincuentes. Inclusive contra agentes de la Policía Municipal de Santander del siglo XIX y del XX, que eran tan corruptos como el peor de los mafiosos.

 

Pero Teodosio Ruiz González se enfrentó a todos, en bastante soledad, por cierto, y logró incluso victorias importantes contra esta mafia organizada, antes de que llegara su propio fin. Y no dudó incluso en arriesgar su vida por defender el honor de la bandera española, que había sido insultado por un provocador que pertenecía a una secta que también sale mucho en el libro. Para mí son innumerables sus méritos y es por ello que voy a pedirle una calle en Santander, donde tenemos una asignatura muy pendiente con nuestra propia Historia.

 

Para solicitar el libro lo podéis pedir en mbooralive@gmail.com y se os mandará a casa con los gastos de envío incluidos.

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