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La escuela pública europea, sometida al islam: Los musulmanes no quieren que haya música en los colegios

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LTY.- La campaña arrecia a medida que las entidades islámicas perciben el instinto traicionero, entreguista y claudicante de los políticos europeos. Sus exigencias aumentan a medida que son atendidas. Notan que las instituciones europeas les temen y saben que cuentan con la complicidad de no pocas organizaciones progres y de un sector bastante amplio de jueces y periodistas.

Hasta los gays y las feministas los apoyan al silenciar las atrocidades que se cometen contra estos mismos colectivos en países de obediencia islámica.

Han conseguido que en muchos lugares de Europa deje de celebrarse la Navidad, que la clase política británica mire para otro lado ante los tribunales islámicos que operan impunemente en el Reino Unido, que se atienda todas sus necesidades sociales con cargo a los ciudadanos de los países que cometieron el error de acogerlos. Para qué cambiar de estrategia si tan buenos resultados les proporciona ésta de intimidar a los amodorrados autóctonos europeos. El siguiente paso ya se está dando en algunos foros y blogs de internet. Numerosos padres musulmanes exigen a las autoridades educativas de algunos países de la UE que se prohíba la música en los centros escolares donde estudien niños musulmanes. Se trata de mahometanos “piadosos” que se niegan a que sus hijos se “contaminen” con unos acordes y unas melodías que consideran obra del diablo. El ‘Ave María’ de Schubert inspirada nada menos que por el diablo. No está mal para que hagan estos razonamientos supuestamente sin estar bajo los influjos del alcohol.

Con la música, una persona solitaria siente más intensamente su soledad, un huérfano sufre con más intensidad la pérdida de sus padres, un enfermo está más descontento con su condición, una persona anciana se siente aún más triste al ver que la mayoría de su vida ya ha pasado. Y por el contrario, con la música, una persona con suerte, rica e influyente, se siente más feliz de lo que debiera. En resumen: la música refuerza el contraste de la realidad, ya que intensifica el dolor de los desgraciados y la alegría de los felices. Por lo tanto, el efecto de la música estira la percepción de la realidad, que se percibe más grande de lo que es. Y, más importante que eso, la música ejerce un efecto muy poderoso para aumentar los sentimientos románticos y el amor.

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Con la explicación de estos fanáticos ya nos quedamos más tranquilos: escuchar a Bach, Mozart, Falla o Albeniz, es igual que tomarse un lingotazo de algún licor que nos hace percibir la realidad distorsionada. No hay una edad para los apaciguamientos razonables. La dirección de una escuela en Saint-Michel (Quebec) ha autorizado a una joven musulmana a ponerse auriculares para no faltar a la enseñanza coránica.

Esta petición de los padres de la joven estudiante desde el inicio del año escolar ha provocado interrogantes en el personal del centro. Algunos miembros del personal temen que pueda convertirse en el hazmerreír de sus compañeros de clase, incluso una víctima de la maldad de los niños.

Lo malo no es eso. Lo malo es que se condene algo tan sublime como la música y se permita a esos niños crecer embrutecidos creyendo que también (en el islam todo lo que sea arte es condenable) la música es mala.

Un empleado que desea permanecer en el anonimato, dice que estas “peticiones especiales” son cada vez más frecuentes. “A menudo tienen problemas con algunas comunidades religiosas. En los últimos años, hemos tenido muchas peticiones similares, especialmente en época de Navidad o Semana Santa”, dice.

La mejor respuesta sería la que dieron a unos padres que, con semejante petición: se presentaron en un centro escolar en Manitoba: “Si queréis vivir bajo la sharia, regresad al país del que venís o a cualquier otro país regido por esa infernal ley”.

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Y los progres, que se autoconsideran defensores y promotores de la cultura, calladitos ante estas aberraciones, como siempre. La coherencia nunca fue el punto fuerte de esa chusma.

En cualquier caso, vienen a nuestros países y nos obligan a vivir bajo la sharia. Porque ahora son pocos y se contentan con poner auriculares a sus hijos. Cuando sean muchos, simplemente, prohibirán escuchar música como en todos los países islámicos que se precien de serlo. Porque los berridos que ellos escuchan no son y no pueden ser nunca considerados música.

1 Comentario

  1. Ramiro

    07/07/2019 at 13:38

    Y yo me pregunto:
    – ¿Se puede practicar el cristianismo en los países musumanes…?
    – ¿Dejan construir iglesias, o predicar el Evangelio a los sacerdotes católicos, por ejemplo…?
    ERGO, SOMOS TONTOS DEL CULO.

  2. Ramiro

    26/10/2018 at 17:06

    Y yo me pregunto:
    – ¿Se puede practicar el cristianismo en los países musumanes…?
    – ¿Dejan construir iglesias, o predicar el Evangelio a los sacerdotes católicos, por ejemplo…?
    ERGO, SOMOS TONTOS DEL CULO.

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