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La derecha identitaria de AfD ya es el segundo partido político a escala federal en las encuestas en Alemania

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El fenómeno observado el mes pasado en las encuestas de intención de voto en Alemania, la ubicación de la derecha identitaria de AfD como segundo partido más votado en el este de Alemania, se extiende ya a escala federal. El sondeo publicado esta mañana por la televisión pública alemana ARD señala que el partido anti europeo y anti extranjeros Alternativa para Alemania se sitúa ya por delante de los socialdemócratas del SPD y obtiene un respaldo de 18%, lo que convertiría a este partido en el segundo más votado si este domingo se celebrasen elecciones en Alemania. La combinación entre su inextinguible ascenso y el difuminado en que se encuentran otros partidos dibuja un cuadro político nuevo y posiblemente irreversible que tendrá consecuencias más pronto que tarde en la Unión Europea.

Para empezar, un 47% de los encuestados sería partidario de la celebración de nuevas elecciones y apenas una tercera parte se manifiesta en contra. La gran coalición dirigida por Merkel, sujeta con alfileres y con un promedio hasta ahora de una crisis existencial cada dos meses, no obtendría ahora, en su conjunto, más del 45% de los votos, por lo que deja de ser una opción real de gobierno. La CDU de Merkel obtendría este domingo un 28% de los votos, el peor resultado desde que comenzó a realizarse esta encuesta de Infratest dimap, hace 21 años, y el SPD se descuelga de la categoría de «Volkspartei» con su descenso ya hasta el 17%.

Un mes más, el único partido que sube es AfD, dos puntos porcentuales, en medio de una nueva crisis de gobierno en la que ha quedado de manifiesto que Merkel está atada de pies y manos por unos socios que priorizan su propia agenda muy por encima de la gran coalición. La canciller alemana está pagando a escala federal el desprestigio de su ministro de Interior, Horst Seehofer, que pertenece a los socialcristianos de Baviera y cuya presencia en el gabinete es el más caro peaje que Merkel está pagando en esta legislatura. El 59% de los encuestados se manifiesta insatisfecho con el trabajo de Seehofer, cuya calificación como «el peor ministro» aumenta un 6% desde abril. En la cola, Los Verdes mantienen un escueto 15%, mientras que Die Linke (La Izquierda) y los liberales del FDP reciben un 10% cada uno. Una gran coalición como la que gobierna en Berlín no sería ya posible con unos resultados como estos y el partido más votado, que sería la CDU ya si Merkel a la cabeza, tendría que optar entre un pacto ortopédico con los socialdemócratas y los verdes o por retractarse y elevar al nivel de interlocutor y posible socio a la derecha radical de AfD.

La estrategia de supervivencia de la gran coalición es presentar avances visibles en materia migratoria, para lo que Merkel realiza constantes viajes y negociaciones con países africanos y del este de Europa, así como medidas tangibles en la mejora del día a día de los alemanes. Hoy presentará la canciller, tras una «cumbre de la vivienda» con sus socios de gran coalición, una nueva batería de normativas con las que pretende frenar los precios del alquiler, percibido como uno de los principales problemas en los sondeos de preocupación de los alemanes. Y todo esto mientras mantienen la respiración hasta las elecciones regionales de Baviera, que se celebrarán el 14 de octubre y en las que AfD amenaza con dar un serio golpe a la CSU de Seehofer, el partido que ha gobernado en la región más rica de Alemania desde el final de la II Guerra Mundial. La mayoría absoluta de la que proceden queda ya en un 35% en los sondeos y los constantes desafíos a Merkel de este partido, supuestamente hermano de la CDU, pasarán factura.

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Muchos votantes no están recibiendo con agrado los constantes ataques de su propio grupo parlamentario a una vapuleada canciller, los desplantes del ministro de Interior Seehofer a su jefa en el gabinete de ministros no parecen tener techo e incluso el primer ministro del estado bávaro, Markus Söder, llegó a negarse a invitar a Merkel a la campaña electoral como venía siendo la tradición. En junio, Söder bromeó en público diciendo que el único canciller en su discurso de campaña sería un hombre, el canciller austriaco Sebastian Kurz. Ahora, tanto Seehofer como Söder podrían convertirse en bajas políticas si el resultado es tan estrepitoso como anuncian las encuestas. La CSU no ha recibido menos del 40% de los votos desde la década de 1950.

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