Dicen que solo hay dos cosas seguras en la vida: Hacienda y la muerte. De la primera no vamos a hablar y la segunda es la que quiere evitar Jeff Bezos, fundador y presidente de Amazon, que ha invertido parte de su fortuna en Altos Labs, una empresa que comenzó oficialmente su andadura en enero de este año 2022 con un presupuesto de 3.000 millones de dólares. Casi nada.

El hombre más rico del mundo no quiere morir y está dispuesto a todo, o casi todo, para lograr el elixir de la eterna juventud. Lo primero, fichar a los científicos más reputados en el campo de la biotecnología y, más importante aún, que estén dispuestos a hacer lo que sea para lograr el objetivo, aunque pisoteen el principio básico de que el fin nunca justifica los medios.

Entre los expertos fichados por Altos Labs está Juan Carlos Izpisúa, que acudió raudo y veloz a la llamada y no tuvo reparos en abandonar el Instituto Salk de Estudios Biológicos donde, por cierto, tenía una retribución de un millón de dólares.

Lo peor de toda esta historia no es, sin embargo, el dinero empleado -si Bezos se quiere gastar su dinero en Altos Labs, allá él- ni el objetivo que persigue -esquivar la muerte-, sino el hecho de que los ‘izpisúas’ de turno están dispuestos a todo, en nombre de la ciencia, naturalmente. Hablamos de utilizar embriones humanos -personas como usted, solo que en un estado de formación inicial- como cobayas de laboratorio.

Advertisement

Izpisúa es veterano en estas lides. Sin ir más lejos, nuestro científico soberbio, que no nuestro soberbio científico, saltó a la fama gracias a las quimeras o embriones quiméricos entre hombre y cerdo utilizando células madre de seres humanos. Los embriones tenían una vida media de 20 días. Todo muy científico y muestra de lo mucho que le preocupan a Izpisúa las cuestiones éticas de la investigación con células madre embrionarias.

Frente a esta barbarie que utiliza embriones humanos provenientes de la fecundación in vitro se sitúa la investigación con células madre adultas extraídas, por ejemplo, del cordón umbilical del recién nacido. Y lo mejor de todo es que, frente al fracaso de la investigación con células embrionarias, la realizada con células madre adultas sí ha tenido éxito. Y no implica manipular y eliminar embriones humanos.