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Alguien dijo una vez que el pacifismo mata. Es muy cierto. Mata por inacción; por dejadez: por cobardía.
El pacifismo, el buenismo, todas esas derivadas de las cretineces sobre la paz, el amor, la era de acuario y demás soplapoll… puede que suenen muy bien, pero oigan; es que esto no funciona así.
Ahí afuera, a poco que caminen, hay locos furiosos que están deseando matarle. Por nada. Por nada que usted pueda comprender: lo odian aunque no le conozcan. Lo odian a usted, a sus hijos, y codician a su mujer y a sus hijas. Y no tienen ningún reparo moral en matar y violar. Creen que es bueno; de hecho, creen que es SANTO.
Usted puede tratarles bien, o puede tratarles mal. Puede alojarlos en hoteles, y darles más dinero que a los nacidos en España: es lo mismo: saldrán después de destrozar el hotel a violar y matar. Es así. Y no puede cambiarse.
Quizá se podría, claro. Yendo al lugar de su origen y estableciendo un orden a sangre y fuego. Pero es que, ¿Sabe? Ni usted ni los políticos actuales tienen pelotas para hacer eso.
Pero ELLOS sí.
Pasen, y vean.