El Gobierno de Ada Colau ha instalado el pesebre en Plaza Sant Jaume y, como es habitual, ha vuelto a crear polémica entre los visitantes. El pesebre está diseñado para la ganadora del concurso de pesebres convocado por el ICUB, escenografía Paula Bosch. El mismo ha tenido un coste de 97.146 euros. La representación navideña, bautizada por la autora como «Los objetos dormidos», ha sido inaugurada este viernes entre las críticas de los primeros visitantes, algunos de los cuales lo han calificado de «basura».
El vecino del Gòtic, Ventura, cree que «es una porquería, cada año es un desastre, al menos se debería hacer un año como Dios manda». Antoni considera que «es una caca, los prefiero más tradicional como toda la vida, son muebles viejos, cada año es peor». Manel encuentra que «está fatal, soy tradicionalista, me gustan como hace treinta años». Haití ha manifestado que «cada año espero un pesebre como antes, y cada año está peor, encuentro que este año parece los Encants».
La autora en una reseña explicó que «cuando pienso en el pesebre me vienen a la cabeza las Navidades que viví en casa los padres. Para mí, lo más importante de hacer el pesebre no era colocar los caballetes, las maderas y la mesa para poder poner las figuritas, sino toda la preparación anterior. Ir a la buhardilla y abrir el armario empotrado que estaba lleno de cajas … «.
«Durante más de trescientos días y trescientas noches, duermen en el desván o en los armarios, los cajones o los altillos. Y un buen día de diciembre, con gran alboroto y mucha expectación, los despertamos todo de una y los llevamos al salón. Son cometa de Navidad y las guirlandes, el nacimiento y el tió, las luces de colores, las bolas, los reyes, los pastores, la virgen y el niño, San José, el caganer … y vete a saber qué más , cada familia y cada casa tiene sus personajes y sus escondites. Y este año, todos estarán en la plaza de Sant Jaume. Ven a reencontrarlos!».