Colaboraciones

De Merkel a Bolsonaro

Published

on

¡Comparte esta publicación!

H. Terstch.- El mismo día en que Brasil celebra, con la contundente victoria de Jair Bolsonaro, el final de la era de gobiernos de mafiosos, de comunistas y sindicalistas, se anuncia en Berlín el principio del final de la era Angela Merkel que durante casi dos décadas ha marcado decisivamente la evolución de Alemania y Europa. El juicio de la historia sobre Lula y Rousseff está prácticamente visto para sentencia. Para Merkel tardará aún algún tiempo en darse con claridad. Primero, porque pretende concluir la legislatura en la cancillería, lo que ya hoy parece ilusorio. Claro está que sus últimos años y algunas de sus decisiones serán juzgadas con mucha dureza por las devastadoras consecuencias de las mismas.

Es muy lógico que la derrota del PT, aliado y financiador de las peores bandas izquierdistas en medio mundo, sea llorada amargamente por los beneficiarios. Lo divertido es lo mucho que parecen sufrir por ella en esa derecha que asume plenamente los códigos culturales del neomarxismo. También es guasa cómo se rasgan las vestiduras los medios europeos, como si todos ellos perdieran filiales subvencionadas por Lula y Rousseff. Mientras, ayer se disparaba la Bolsa por la victoria de un defensor del libre mercado, de la libertad individual, del orden, la legalidad y la familia. Cuando los comunistas pierden siempre aumenta el bienestar y la esperanza. No falla. La discreta soberbia de Merkel tuvo que reconocer por fin que ella es problema y nunca ya solución de nada, y que el mero anuncio de su retirada podría frenar la terrible hemorragia de votos. Así las cosas, hay poco que añadir. Se irá más pronto que tarde. Nadie sabe si eso salvará a la CDU y al SPD, en situación aun más trágica.

La gran operación de Merkel de eternizarse en el poder con un «partido ultracentrista» en el que secuestraba eficazmente a un tiempo el discurso y la política socialdemócrata y el voto conservador ha concluido en el hundimiento de la socialdemocracia tradicional del SPD y el definitivo vaciamiento ideológico de la democracia cristiana. Al final han muerto juntos de tanto abrazarse los dos fraternales rivales de la democracia encorsetada de la Guerra Fría. El escenario político, no solo en Alemania, en todas las democracias occidentales, ha entrado en una fase de convulsiones en la que nadie está ya a salvo. Claro está que los individuos en sociedades modernas se han hartado de ciertos moldes y de la mucha ideología, eufemismo y mentiras que han crecido de forma imparable para ocultar, paliar o justificar las crecientes obscenas contradicciones entre discurso y práctica, entre doctrina y realidad.

Es un grandioso triunfo de la verdad la victoria de Bolsonaro, porque han fracasado las cataratas de mentiras que querían impedirlo. Bolsorano no va a ahorcar a los homosexuales. Eso lo hacen en Teherán los financiadores de Iglesias, vicepresidente oficioso de Sánchez, jefe de Gobierno de España. Bolsorano no lanzará bandas armadas a las calles para aterrorizar y matar. Eso lo hacen en Caracas los financiadores de Iglesias, socio de Sánchez. Bolsorano no va a someter a los niños de menos de seis años a experiencias sexuales. Eso lo hacen los amigos navarros del jefe del Gobierno español. Pero nadie crea que España va en dirección contraria a esos movimientos tan plausibles y esperanzadores. No es así. Lo que pasa es que los enemigos de la verdad en España se han bunquerizado en su Frente Popular. Para intentar evitar que llegue esa oleada de exigencia social de la verdad que se lleve por delante la montaña de chatarra mentirosa de la hegemonía izquierdista en la que habitan esos que no saben gobernar pero viven de confiscar y controlarnos.

Advertisement

Escriba una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Salir de la versión móvil