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De la esperanza de Madrid a la oscuridad de Colombia

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Los antecedentes de lo que sucede hoy en Colombia deben buscarse en las protestas de Black Lives Matter de Estados Unidos en 2020, en los disturbios de Chile en 2019, y en La guerra del gas en Bolivia en 2003.

Sin duda que el 4 de mayo del 2021 fue un día negro para la izquierda española. Primero, porque Pablo Iglesias sufrió una derrota tan grande que lo obliga a jubilarse de la política —aunque debemos ser cautos con este anuncio—. Segundo, la consolidación de Vox como fuerza política en España. Finalmente, porque la derecha ha demostrado ser mucho más inclusiva que toda la izquierda, pues dos hermosas mujeres (Isabel Díaz Ayuso y Rocío Monasterio) se han establecido como las cabezas más visibles en Madrid.

Si hacemos memoria de las piedras lanzadas en los mítines de Vox, los ataques de toda la prensa progresista contra Alicia Rubio, Santiago Avascal, Rocio Monasterio y, en general, contra cualquiera que los apoyara, podemos decir que la ciudad de Madrid resucitó.

La razón es simple, la gente común y corriente —que por naturaleza es conservadora— se siente asqueada de ser tratada de «facha», «retrógrada», «xenófoba» e «intolerante».

Por eso, la calle —Bambú 12— en la que se encuentra la sede de Vox con Rocío Monasterio al frente, puede ser el lugar de donde salga una nueva esperanza para toda la región hispanoparlante, quizás para todo Occidente.

Tristemente, de este lado del Atlántico las cosas no van bien. Puesto que la hermosa Colombia está sufriendo los ataques terroristas de grupos que —bajo el pretexto de una reforma tributaria— intentan tumbar al presidente Iván Duque.

Porque el espectáculo de resentimiento, odio y violencia —que ya cobró varias vidas y causó la destrucción de propiedad pública y privada— no puede considerarse una protesta social bajo ningún sentido. Mucho menos equipararse con lo sucedido en Bolivia el 2019. Ya que La revolución de las Pititas tuvo como objetivo librarse de un tirano.

Los antecedentes de lo que sucede hoy en Colombia deben buscarse en las protestas de Black Lives Matter de Estados Unidos 2020, en los disturbios de Chile el 2019, y en La guerra del gas en Bolivia el 2003. También se debe considerar la amenaza de La brisa bolivariana vertida por Diosdado Cabello (número dos de la tiranía venezolana). Que en la práctica no es más que una declaración de guerra contra todos los gobiernos democráticos de la región.

Pero a diferencia de una guerra convencional, donde el objetivo es minimizar las bajas en las propias filas, los revolucionarios actuales buscan maximizar los muertos al interior de sus propias líneas.

Elemento muy extraño desde la lógica militar. Pero bastante rentable para mover la opinión pública. Ya que a diferencia del criminal de Ernesto Guevara —que consideraba que un revolucionario debe ser una máquina de matar— los progresistas contemporáneos están entrenados para ejercer el victimismo a niveles insospechados. Ya no son máquinas de matar, sino de llorar y de pedir indemnizaciones.

El objetivo es muy claro: buscar la empatía social. Después de todo, nadie piensa mal del «pobre» muchacho que perdió un ojo peleando por una causa «justa» y, peor aún, contra las fuerzas policiales y militares que intentan sostener un gobierno «opresor».

Un cuento que los bolivianos ya escuchamos en el 2003. Que terminó con la salida de Gonzalo Sánchez de Lozada de la presidencia y con el país en las manos del Foro de Sao Paulo.

Tengo muy buenos amigos en Colombia. Por eso, desde esta humilde columna espero que su país no caiga en las garras del castrochavismo. Adicionalmente, quiero brindar mi apoyo al ESMAD, a los militares y a la policía colombiana. Fuerza Colombia.

 

Hugo Marcelo Balderrama

Economista boliviano con maestría en administración de empresas y PhD en economía.

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Momento decisivo para Yolanda Díaz. Por Jesús Salamanca Alonso

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«Las presiones de Pablo Iglesias al Movimiento Sumar para que su barragana vaya de número dos por Madrid, no va a condicionar a Yolanda en su proyecto. A Murcia o nada»

 

Ya le gustaría a Yolanda Díaz tener un currículum como el de Yanis Varoufakis: economista, catedrático universitario, político, escritor y autor de varios libros de economía y política, además de líder del nuevo partido MeRA25. Toda una joya de la economía teórica y que llevados a la práctica sus conocimientos en Grecia condujeron al fracaso, al caos y finalmente a su dimisión del Gobierno de Alexis Tsipras, tras haber sido elegido consejero del Consejo de los Helenos.

El párrafo anterior es un dato a tener en cuenta para quienes no están familiarizados con el mundo de la política extranjera, ni de los personajes que han intentado enderezarla en Grecia, aunque hayan fracasado, caso de Yanis. Nada que ver esa trayectoria de formación y titulaciones del catedrático griego con la falsificación de estudios de Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno de extrema izquierda e izquierda extrema, conocido como socialcomunismo. Cuando accedió al Congreso de los Diputados, doña Yoli no dudó en presentar un currículum con numerosas falsificaciones de estudios que no había realizado y que, en dos casos, ni siquiera existían en las universidades españolas. Todavía pueden verlo en internet.

Ha llegado la hora decisiva de la vicepresidenta y ministra, veremos si su programa del Movimiento Sumar no trae atajos, falsedades, errores de bulto y trampas al más puro estilo comunista. Nuestra vicepresidenta se va a enfrentar a sus primeras elecciones generales como candidata y lo hace con un proyecto político sin rematar; el adelanto electoral le ha roto el calendario previsto tanto para el programa como para saber qué formaciones aglutinará el Movimiento Sumar. Veremos si, por primera vez, eso de sumar no acaba restando. Sin duda, al PSOE puede mermarle brutalmente los votos, incluso de su propia red clientelar alimentada en forma de chiringuitos y regando dinero público, que sería mucho más provechoso para los colectivos más vulnerables y para la investigación científica en su más amplio sentido.

El problema mayor que observo, entre los varios que saldrán estos días, es que afronta su primer proyecto de coalición con excesivos partidos o formaciones asalvajadas y con tintes antidemocráticos. A ello se une la radicalidad y el caos que suele acompañar a los pequeños partidos de la siniestra política española. «Espero que se estrellen antes de que sea una realidad ese nido de grillos, que solo buscan aposentar sus posaderas en alguna institución que les garantice un sueldo que, en la mayoría de los casos, no tuvieron hasta que descubrieron la política como activistas. Jamás habían trabajado, ni contribuido a las arcas del Estado», en palabras de Pedro Sánchez, prevaricador presidente del Gobierno socialcomunista.

Yolanda Díaz será líder de cartel y, a partir de ahí, no faltarán problemas de encaje en las listas, egoísmos descontrolados y afán de figurar. Bien es verdad que, si quieren fracasar cuanto antes, no hay mejor encaje que poner en las listas a Irene Montero, persona que genera un claro rechazo, desprecio e insultos por naturaleza tras su abandono a miles mujeres y menores, junto con la rebaja de penas a agresores sexuales y violadores, además de su machismo descontrolado, su hipocresía homofóbica y su carácter neurótico. Otra que haría perder votos a chorro sería Alejandra Jacinto, ridícula y degenerada exparlamentaria de la Asamblea de Madrid, cuyo monotema de Tomás Díaz acabó por asquear hasta a los disidentes de Hundidas Podemos y que ahora se verá en los tribunales, ya perdida su inmunidad parlamentaria, por calumnias y mentiras conscientes, dado que Tomás e Isabel fueron exculpados por la fiscalía española, la europea y los tribunales españoles.

Las bases del movimiento Sumar no ponen problemas a las formaciones que pretenden coserse dentro, con excepción de Hundidas Podemos. Pretenden desechar a quienes harán perder votos y confianza en sus listas. Belarra va a ir a Navarra para no hacer más daño en Madrid; de Irene Montero no quieren ni oír hablar, no la quieren en las listas: es una rémora, gafe, xenófoba, engreída, hipócrita y falsa para sus compañeros, además de acomplejada que usa mecanismos de compensación. Yolanda solo le ofrece ir cabeza de lista por Murcia o abandonar; Rodríguez PAM irá en las listas de Pontevedra o nada; Verstrynge, Echenique y demás «ganado» comunista, no lo quieren en el Movimiento Sumar. Sin duda es un buen filtro el que está haciendo Díaz, y lo está haciendo a tiempo, según me contaba esta misma mañana un fijo en las listas y cuya identidad no revelaremos para no dañarlo políticamente.

Los plazos mandan. El reto está ahí. Tan solo los problemas con Belarra se han apaciguado porque la navarra se ha humillado ante Yolanda Díaz, por ella y por su barragán. Ni oficio, ni beneficio, pero hay que vivir del erario público como sea. Esa estupidez que llaman Agenda 2030, y que exigía primarias abiertas a Yolanda, se ha callado como un muerto. No se atreve a abrir la boca. Peligra en exceso su sueldo, su poltrona y sus prebendas. Tan solo el momento de cerrar el proyecto político, concluir las listas y acordar el lugar y orden de los candidatos culminará el reto del que hablamos.

El PSOE podría no llegar a los 85 diputados. Dos encuestas dan una horquilla de 28-31 diputados al Movimiento Sumar, si llega a fraguar. Con resultados así pintarían bastos en la extrema izquierda y en la izquierda extrema, con lo que serían irreconciliables. A día de hoy, esa izquierda insultadora y vengativa con alta carga de odio se queda muy lejos de la derecha en intención de voto. A Sánchez le va a saltar otro asunto de prostitutas y diputados en plena campaña electoral y compra de votos que se ocultaron para sacarlos en otro momento. Lo que faltaba: Villén reconoció al juez que sí iban a prostíbulos en Andalucía, pero él solo fue diez veces. ¡Éramos pocos…! Y Tito Berni haciendo campaña para el okupa, Sánchez.

El hecho de que la izquierda –en su versión extrema, sectaria y reaccionaria– no toque poder ya es una ventaja para poner orden y soluciones en el país, además de eliminar toda legislación ideológica, sectaria y mugrienta que ha parido la siniestra en estos cuatro últimos años. Habrá que empezar por rescatar la malversación y la sedición para volver a plasmarlas en el Código Penal. Marruecos ya prepara y fleta cientos de pateras para hundir los proyectos de Pedro Sánchez, salvo que éste pague los compromisos contraídos tras la exposición del «Pegasus».

Las presiones de Pablo Iglesias al Movimiento Sumar para que su barragana vaya de número dos por Madrid, no van a condicionar a Yolanda en su proyecto que, dicho sea de paso, no quiere en él a la que vuelve a casa «sola y borracha».

Irene Montero ni a Murcia puede ir de cabeza de lista porque los murcianos contestan sin remilgos con eso de que «Irene Montero al estercolero», remedando lo que ella dijo en su día de Felipe VI: «¡Los Borbones a los tiburones!». Las cañas se han vuelto lanzas.

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“En España empieza a amanecer” por Fátima Pellico

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Los comicios del domingo pasado han traído a la escena nacional un revés que el partido que detenta ostentosamente el poder y sus socios y amiguitos de sinvergonzonerías claramente no esperaban.

Para empezar, el mapa político se ha teñido de azul, que viene a traducirse en una aplastante victoria del Partido Popular, ése que salió del poder por una moción de censura del Psoe y adláteres por la corrupción que había entre sus filas, de la que precisamente se cumplen ahora cinco años.

En cinco años el Psoe y todo aquel que ha querido compartir letrina política con él ha protagonizado todo tipo de escándalos, corrupción, mentiras, calumnias, insultos y ataques físicos contra los adversarios políticos…En fin, que han dejado el país hecho un guiñapo en todos los sentidos. Cualquier país tercermundista a nuestro lado es el Edén.

Lo primero que hay que tener muy claro es que no se hubiera llegado a esta situacióin de haber hecho Mariano “Cobardiano” Rajoy lo que tenía que hacer, que era dimitir y que Soraya Sáenz de Santamaría ocupara su puesto y convocara elecciones anticipadas. Pero no, el excelso registrador de la propiedad, que desde luego de ejemplar presidente tuvo poco, no cedió porque él no había hecho nada malo. Y de esos polvos vinieron estos lodos, donde estamos todos metidos hasta las orejas.

Durante este tiempo hemos disfrutado hasta la náusea de todo lo peor que se podía imaginar, y no es cuestión de recordarlo dado que está muy cercano en el tiempo y no hay día que no salte otro escándalo.

Claramente estas elecciones se debían leer en clave nacional. España ha venido a decir algo así como “basta ya a la corrupción de los que encima no saben ni gestionar ni su propia casa”. No olvidemos a esa dirigente política que recibe el bono térmico porque no sabe el dinero que entra en su hogar. Y ahora que lo pienso, no sólo no dimitió, como había exigido a otro del PP, sino que sólo pidió disculpas, como si eso fuera el colmo de la honradez personal y política. En román paladino, “no dimito porque no quiero pero debo pedir la dimisión del otro porque para eso vivo del erario público y está en mis funciones”.

Y en clave nacional España no quiere malos gestores, ahítos de coca, putas y mariscos (con el dinero del pueblo, queridos niños), que tienen como socios a los bildutarras y a los independentistas catalanes y vascos que chantajean a diario al Ejecutivo y que ahora dicen sentirse usados por Pedro “Antonio” Sánchez. No se puede ser más despreciable que un independentista vasco o catalán (al menos hasta el momento, claro).

España también ha dejado claro que Vox no es ese monstruo asesino y sediento de sangre que la izquierda pretende pintar y al que apedrea siempre que puede. Ha logrado 1148 concejales más que 2019, lo que indica claramente que a España no se la amilana con calumnias ni injurias. La táctica izquierdista en general de intentar degradar y deshumanizar al oponente, cual buhonero de baja estofa, no funciona.

Ahora, ante unas generales en julio, mi pregunta es: siguiendo al ínclito Largo Caballero ¿piensan que “hay que apoderarse del poder político, pero la revolución se hace violentamente: luchando y no con discursos”?.

Miedo me da y no creo ser la única de lo que pueda pasar de aquí al 23 de Julio. Antonio ya ha demostrado no dar puntada sin hilo. Parafraseando a Infovlogger, ante la duda no cogeré transportes públicos.

“Alea iacta est”

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Matonismo antidemocrático de Unidas Podemos. Por Jesús Salamanca Alonso

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Cuentan que, el día que comenzó la campaña electoral pasada, Miguel Ángel Rodríguez (M.A.R.) animó a   Isabel Díaz Ayuso con el grito de: «¡Arriba Isabel y a vencer, que en España empieza a amanecer!»

 

La campaña ha terminado. No tiene sentido que Belarra y la tal Jacinto sigan agarradas al trampantojo de Tomás Díaz como si fuera su banderín de enganche. Es el momento de acudir a los tribunales y poner en su sitio a «la niña de la curva», en palabras de Motos, y a la defenestrada de la Asamblea madrileña, Alejandra Jacinto. Una broma es una broma, pero clavar la purridera pentadiente al burdégano, no lo es.  ¡Ya está bien de matonismo comunista! Prueba de que la política que practican en Unidas Podemos no es acertada, se pone de manifiesto en que la ciudadanía rechaza esas formas inútiles y «guerracivilistas». ¿Resultado? Las representantes del cutre machismo de la formación comunista han quedado fuera de la Asamblea madrileña y de la Corporación municipal.

Toda la befa y ludibrio que Belarra ha puesto en el cartelón de Tomas debió aplicárselo cuando no dudó en derrochar dinero público en poner plantas inútiles en su despacho y gastar en lujos lo que mejor hubieran gastado colectivos más necesitados. Pero ya se sabe que la siniestra comunista mira para ella y nunca para la ciudadanía. Llegaron con pantalón vaquero y han acabado imitando a Chanel, a pesar de que la seda y la mona no encajan, ni cuadran, ni visten. Ahora, expulsados de las instituciones, tendrán que buscar «curro».  El Movimiento Sumar no los quiere cerca, ni en sus listas.

Veremos cómo encajan en el Movimiento Sumar, porque en las listas no quieren a la tropa de Irene Montero, Belarra, Verstrynge o Echenique. Yolanda Diaz entiende que son una rémora y recogerán el desprecio de organizaciones, formaciones y ciudadanos en general, incluso recibirán bloqueos durante la campaña y boicot a cada paso. El escrache era su estilo y ahora lo van a probar.

No podemos decir que esa es la gente que nos gobierna, pero sí que es la gente que ha estado inútilmente en el Gobierno. Entre el afán se asentarse Belarra en un despacho-selva; Irene Montero vestir de Chanel con la banda de la tarta y estrenar Falcon para perder el tiempo; Echenique defraudar a la Seguridad Social una y otra vez o huir despavorido de Espinosa de los Monteros y Verstrynge cantar eso de «¡Mañana España será republicana!», sin tono, ni acompasamiento, y mucho menos convencimiento, la fuerza se les ha ido por la boca y por los insultos. El matonismo y la inutilidad de su propia indigencia intelectual.

El casoplón lo dejamos para otro día, bien sea por la deuda contraída o por el afán de grupos okupas por allanarlo. Algo parecido habrá que hacer con el chalet de Cercedilla de la comunista baratera, Mónica García; otro casoplón que, mientras no entregue las llaves al ayuntamiento, no se puede hacer uso del terreno dotacional; debe ser que es más importante mantener ese casoplón ilegal que hacer el hospital proyectado desde hace año. Pero son comunistas y, como malos comunistas, prima lo particular, jamás lo colectivo. Es como el chiste del comunista y las dos vacas en propiedad.

La huida de Iglesias le ha convertido en Vallecas en un desprecio y en un mentiroso con traje-albarda durante su vicepresidencia, para escarnio y mofa de sus antiguos amigos y de su alumnado que ha puesto los pies en polvorosa. ¡Caramba con el cambio repentino de opinión!  Vuelvo a acordarme de Yolanda «Varoufakis» cuando pienso en Garzón, ese ministro vago, irresponsable y huidizo con afán de hacerse notar a toda costa, pero más ridículo que un patinete con luces antiniebla. De chuletón en chuletón y tiro porque me toca; los demás pueden comer alfalfa, gusaneo o vacas tudancas desechables. Lo de crear polémica para destacar ha sido su traje habitual, pero también ha sido quien ha ocupado el turno tonto del Consejo de ministros.

Yolanda Díaz llegó al Gobierno de Sánchez por nombramiento de Pablo Iglesias, a quien le debe todo, aunque ahora le traicione, como ha hecho siempre con quienes le han dado la espuela para subir. Y de eso sabe mucho Alberto Núñez Feijóo, como buen gallego que ha seguido la trayectoria política de la «sumatoria». ¿Apostamos a que Sumar no suma y sí Resta? Va dejando tirados a cuantos confían en ella, pero está ciega de egoísmo. Tanto dar largas a su Sumar, ha llegado el momento de su Movimiento y, con la confluencia de mareas, grupos, grupitos, grupúsculos, gallinas, conejos y patitos van a crear un caos propio de una república. Sépase que, en mi diccionario particular, como en el de la RAE hasta hace unos años, la acepción «república» es sinónima de caos, desorganización, desconcierto y desorientación.

Con el mencionado conglomerado de desnortados comunistas de agrio catálogo agrietado, no han dudado en levantar la lona contra el hermano de Ayuso con las falsedades que el ruin y traidor, Pablo Casado, lanzó en COPE para salvar su pellejo, pero le salió rana y la presidenta le puso firme y en primer tiempo de saludo. Pensaba que iba a ser un camino de rosas, pero su andadura breve se convirtió en espinosa. Ione Belarra y Alejandra Jacinto se han mojado, por eso ahora tendrán que asumir responsabilidades sobre calumnias, a sabiendas de que los tribunales habían eximido a Tomás y a su hermana de todo tipo de responsabilidad. Los podemitas acabarán por destrozar el Movimiento de Yolanda Díaz. Todos reniegan de aglutinar tanta porquería política en sus filas.

Para quien no lo sepa, a Belarra se le ha olvidado pedir el dinero de los ERE de sus socios de Gobierno para devolverlo. Y de paso, que acuda a Villén y a la FAFFE a ver cuánto dinero falta y cuánto se han gastado en coca, orgías, prostitutas y lupanares más la compra de votos de los últimos días y de los meses en que venía fraguándose el tema. Hay varias poblaciones cuya compra de votos y otras fechorías se guardan para la campaña de las generales y para acabar de destrozar el «sanchismo».  

La hostilidad contra Díaz Ayuso no es casual. Pedro Sánchez incentivó a los podemitas para destrozar a la presidenta y a su hermano, pero se atravesó en el camino el fiscal general del Estado y la fiscal de la UE, que representaba a España. Todo el gozo de Sánchez en un pozo. La maldad de Sánchez, que es mucha y muy retorcida, fue pedir a todos los «frankenstein» que le ayudaran a destrozar a Isabel Díaz Ayuso ¿Qué carajos pinta ahí el cartelón de Tomás y para qué? Pues para hacer daño a Isabel, nada más. El machismo de Sánchez no soporta que una mujer le doble el brazo y encima le mande a casa con el rabo entre las piernas.

Esa lona es una borregada. La envidia y el odio atenazan a ‘Hundidas’ Podemos y en particular a la «rana» Belarra. Como haya algún ataque a Tomás apuntaremos con el dedo a Sánchez y si parten la cara a Sánchez, lo tendrá muy merecido y lo aplaudiremos. Con Belarra haremos lo mismo. Veremos cómo responde ésta cuando escrachen su domicilio, que no se va a librar, o a ella por la calle o a su familia. Donde las dan las toman. Quien siembra vientos recoge empestades. Quien a hierro mata a hierro muere. Talión no era tonto y sabía aplicar aquello de «do ut des», pero a lo bestia.

¿Y la lona de Mónica García por plantar su chalet ilegal en terreno dotacional, impidiendo la construcción del hospital de Cerdedilla? Bien, pues le ha faltado tiempo para insultar al periodista y llamarlo «sinvergüenza» por recordárselo y preguntarlo en público. ¿Acaso la sinvergüenza y fraudulenta no es ella? Recuerden que, si no actúa la Intervención de la Asamblea de Madrid, esa tiparraca se queda con trece mil euros del ala. Y decía que no sabía que se lo habían ingresado. Pues como el boicot al Zendal.

Por eso, el día que comenzó la campaña electoral pasada, Miguel Ángel Rodríguez (M.A.R.) recibió a Isabel Díaz Ayuso con el aliento de: «¡Arriba Isabel y a vencer, que en España empieza a amanecer!»

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Experta en insultos, provocaciones y chulería. Por Jesús Salamanca Alonso

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«La cobardía de la ministra contrasta con su «pronto» desvergonzado. No solo no ha pedido perdón a los transportistas, sino que ha negado los insultos que todos tenemos grabados».

 

Si por algo se ha caracterizado Raquel Sánchez Jiménez, ministra de Transportes, Agenda Urbana y Movilidad, ha sido por su incoherencia nada resolutiva como alcaldesa de Gavá, su facilidad para insultar al oponente y su simplicidad para llamar «fascista» a quienes no se pliegan a sus deseos. Tal torpeza le ha acarreado problemas en el PSC y se los acarrea ahora como ministra, muy incompetente, visto lo visto, pero ministra. Se dice de esta ministra que, si los incompetentes volaran, no nos daría el sol.

Sorprende que el sensato, Salvador Illa, sea su principal aval, un hombre nada dado a las estridencias, aunque, por motivos de su anterior cargo, esté en las puertas de la Fiscalía Anticorrupción y porque se perdió dinero de encargos pagados y que nunca se recibieron. Tremendo error del presidente al fijarse en ella para sustituir a José Luis Ábalos al frente de un ministerio clave o, si se prefiere, de los considerados «de Estado».

Por cada millón de euros –que gestionó en la alcaldía de Gavá– ha pasado a gestionar 275,8M. Hablamos de 16.000M largos. Todo un reino para quien la gestión no es lo suyo, pero sí un aliciente lo de dirigirse a los transportistas como «fascistas», «ultraderechistas» y «mafia organizada». Sin duda, es «incorregible», al decir de sensatos periodistas catalanes, sobre todo por su sobrada chulería. «No somos héroes ni fascistas, solo transportistas», gritaban los manifestantes. La mediocre ministra ya ha demostrado que es portadora de una pesada carga de odio, venganza en toneladas, rencores al peso y porquería incalculable. Puede estar a un cuarto de hora de estar en los tribunales si Pedro Sánchez no prescinde de ella cuanto antes.

Como ministra ha ninguneado a la patronal de transportistas. Ha exigido «contundencia» a la Policía contra los transportistas; dice que, si fuera por ella, no tardaría en dar orden de fusilamiento contra los transportistas. ¡Dimisión ya, dada su degeneración y odio acumulado! Debió pensar que se enfrentaba a animales y no a personas. Como política de raza está a falta de varios hervores.  Sus complejos y su inseguridad le llevan a exagerarlo todo, hasta nos hace pensar que de niña pudo ser diana de malos tratos y desprecio. Carece de perspectiva real, sin darse cuenta de que las groserías amenazantes son propias de piquetes aleccionados por el sindicalismo sectario y clasista de la izquierda, mal llamada obrera. Los manifestantes solo son ciudadanos que reivindican poder trabajar.

El comportamiento de los transportistas ha sido ejemplar en todos los sentidos, igual que lo ha sido el de las manifestaciones de agricultores, ganaderos, cazadores y demás sectores. Tan fachas y embrutecidos que «no han pisado ni una sola flor de los jardines de Madrid», en palabras de Díaz Ayuso. Por cierto, con tres mujeres como Díaz Ayuso, el presidente Sánchez podría prescindir tranquilamente de todas sus mediocres ministras y ajadas vicepresidentas con carga de indigencia intelectual. ¿O no es así? Ya dice el refrán que «caga más un buey que cientos de golondrinos».

Apenas transcurridos unos meses desde su nombramiento, sus compañeros de partido han exigido al presidente que la destituya, dada «la ineficacia demostrada». La situación con los transportistas la enquistó ella con su borrachera de insultos y desprecio al ciudadano. Con Raquel Sánchez no hay perspectivas de solución a corto plazo. Dudo que Sánchez eche la culpa a la guerra de Ucrania, cuando a la «guerrera» la tiene en casa. No debería quedarle más de dos telediarios con la manifestación de transportistas que se avecina en vísperas de las elecciones generales del 23J. ¿Se la carga del Consejo de ministros con carácter de urgencia o acabará perseguida a gorrazos y pescozones. Doy fe.

La Plataforma de Defensa del Transporte no se lo pondrá fácil. De nada servirá lo negociado porque no alcanza a toda la ciudadanía. Ahora son otros sectores los que se sumarán a las manifestaciones. Si no hay soluciones claras y rápidas, con pronto cobro, no habrá paz. Sin cese de la ministra, no habrá negociaciones.

Raquel no quiere volver a reunirse con los transportistas. Sigue en el burro: «los huelguistas son de ultraderecha», insiste, aunque Nadia Calviño niegue lo innegable y constatado en imágenes. Con la ministra en el Ejecutivo no se van a desactivar las huelgas que ya se programan de aquí al 23 de julio. Para seguir avanzando es condición de los transportistas que sea cesada «ipso facto». El último escándalo de su ministerio fue que los trenes no cabían por los túneles, siendo de mofa y escarnio, hasta el punto de decir se de ella que «no sabe utilizar el metro y mide la anchura de los túneles con hojas de El País, gorras, sombreros, carpetas y dedos»; o sea, un túnel mal medido lo fijaron en «25 gorras, diez periódicos y siete dedos» ¿Entienden ahora por qué no cabían los vagones por el túnel? Explíquenselo a Miguel Revilla, por Dios.

La cobardía de la ministra contrasta con su «pronto» desvergonzado. No solo no ha pedido perdón a los transportistas, sino que ha negado los insultos que todos tenemos grabados. Le faltó tiempo para salir con eso de que «ha sido malinterpretada». En su ministerio, sobre todo entre las mujeres, le achacan tener la cara «como el cemento armado» y la boca «con necesidad imperiosa de agua fuerte o alcohol de 96 grados».

En el PSOE cargan responsabilidades sobre más «chicas». No se libran Nadia Calviño, ni Isabel Rodríguez, ni María Jesús Montero. Se han lucido con sus insultos de verduleras y viejos carreteros. Asociar a los huelguistas con la ultraderecha solo es propio de gente inmadura que no se mira a diario en su propio espejo, de ahí que exista una amplia satisfacción en el país por los resultados cosechados por el PSOE el 28M: «No merecen el pan que comen y los podemitas tampoco», nos comentaba un ilustre socialista castellano de la vieja guardia.

Algunas ministras callan por orden de Pedro Sánchez. Habrá que recordárselo en campaña electoral. Son tantos los insultos de la ministra, Raquel Sánchez, contra los transportistas, que nos recuerda a la verdulera y bocazas Adriana Lastra, a quien ahora quieren poner de número uno en Asturias para incendiar la podrida cosecha de Pedro Sánchez. En el PSOE español cuecen habas, pintan bastos y se proporciona prostitutas por catálogo. Tampoco faltan visitas reiteradas a los prostíbulos andaluces y madrileños y se paga con dinero público; ahí está el mal ejemplo de la FAFFE andaluza y de Villén, que solo lo hizo «diez veces», según ha declarado al juez.

Entre tanta «muñeca» gruñona, insultadora e inútil expectorante ha descollado la elegancia y cortesía de la ministra y vicepresidenta segunda, la comunista Yolanda Díaz, y de la ministra de Educación, Isabel Alegría. Pero, con el tiempo se han radicalizado y entrado en el redil de energúmenas del «doctor cum fraude».

Estas dos últimas podían haber hecho escuela. Las otras, las indigentes insultadoras, deberán seguir en la del maestro Ciruela, que no sabía leer y puso escuela.

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